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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Un mallorquín en la Miró

El nuevo director de la Fundación Miró es mallorquín. De momento, con eso me basta. No enarbolo un patriotismo obsceno, porque es un orgullo...

El nuevo director de la Fundación Miró es mallorquín. De momento, con eso me basta. No enarbolo un patriotismo obsceno, porque es un orgullo para la isla que la sede de la institución citada lleve la firma del semimallorquín Moneo. En cambio, el abominable Palacio Mangado de Congresos debió encargarse por lo menos a un arquitecto autóctono. Entre los aspirantes a comandar el territorio mironiano tampoco figuraba el director de la Tate, por lo que podemos apañar nuestras miserias artísticas con un producto de la tierra. Con un matiz, porque el elegido se licenció en buenas artes por una universidad barcelonesa. Es decir, el veredicto establece que la señera licenciatura en Historia del Arte de nuestra Universitat no produce graduados con el nivel suficiente para dirigir un centro artístico local. Siempre seremos subsidiarios, aunque rectificaremos en cuanto se nos entregue la lista de licenciados de la UIB que gestionan museos catalanes.

De lo particular a lo general, el Deutsche Bank puede nombrar a un prusiano para velar por sus intereses en Mallorca, pero en la Fundación Miró pagamos todos y no he notado un superávit de calidad con los fichajes foráneos. Si ningún sacerdote mallorquín sirve para obispo de Mallorca, cabría jubilar al clero local al completo y seleccionar a pastores con cualidades adecuadas. El imperialismo del Vaticano, ante el que se rebelarán los fieles si alguna vez se imponen las doctrinas del Papa Francisco, se complica en Mallorca con un colonialismo interior en la selección de cargos públicos. Con miles de profesionales de Enfermería formados en la misma UIB de antes, ¿es imprescindible que el jefe de este departamento en Son Espases sea importado de Santander? Y sobre todo, ¿hay alguna diferencia con uno de casa?

El mensaje inapelable del turismo residencial y hotelero es que los mallorquines estorbamos en Mallorca. Trabajan a buen ritmo para erradicarnos. Que este proceso sin duda defendible sea sufragado con nuestro dinero, obliga a una intervención mínima de rechazo. No conozco al nuevo director de la Miró y no le sobran méritos pero, si sirve cualquiera, que sea mallorquín. Gracias.

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