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Llorenç Riera

El avance comercial es conservador

Cuando las cosas vienen bien dadas o por lo menos han mejorado con respecto a campañas precedentes, conviene no tentar la suerte en demasía ni correr excesivos riesgos. La actitud conservadora se vuelve entonces signo de prudencia, realismo y profesionalidad. Es la que parece mantener ahora mismo el sector de comercio minorista en Balears, un tanto escarmentado por los avatares de unas temporadas anteriores en las que todo era muy dificultoso, tanto para el consumidor como para el vendedor. Son las impresiones que se desprenden de una encuesta realizada por Afedeco entre sus afiliados del textil y calzado.

La climatología no ayuda. Con las cálidas temperaturas de este invierno se ha vuelto muy complicado el despachar ropa de abrigo. Es un factor coyuntural frente al que nada se puede hacer, a no ser armarse de paciencia y resignación. Esta actitud no produce dividendos a corto plazo, pero puede ser una buena coraza de inversión o protección frente al futuro, especialmente en una época en que los clientes tienden a valorar más y mejor el precio que la calidad. También cuando la competencia de las grandes superficies y de internet sigue arreciando y el avance económico parece aún lejos de quedar reflejado en las nóminas de los asalariados.

Los comerciantes, ya experimentados y curtidos en mil ocurrencias y tácticas de marketing, se muestran conscientes de estas realidades y se tornan conservadores. Optan por mantener precios confiándose casi por completo a la reactivación natural del consumo y al lleno total que se anuncia para la temporada turística. Un 78% de los encuestados se muestran convencidos de que las ventas mejorarán, aún que para ello deberán seguir lidiando con las grandes superficies o la irrupción de fenómenos modernos como el Black Friday y la creciente venta a través de internet desde cualquier lugar del mundo. Pero están igualmente convencidos de que el cliente ha aprendido a regatear y no está por la labor de pagar más por lo mismo. En este punto no se la juegan. Este es el motivo por el cual no modifican los precios al alza. Hacerlo puntualmente a la baja es otra historia. Las rebajas producen un efecto dominó que acaba implicando a muchos más de los que quisieran estar envueltos en ellas. Pero no se puede prescindir de ellas cuando el cliente se fija, sobre todo, en los precios.

Vuelve a existir una demanda patronal de nueva regularización de la temporada de descuentos, de acotarla entre fechas de inicio y de conclusión. Hasta el 97% de los comerciantes consultados se muestra partidario de hacerlo. Junto a ello, los nuevos retos inminentes deberán encaminarse de forma decidida hacia la adaptación plena a las nuevas tecnologías y la implantación de planes de dinamización capaces de reducir la estacionalidad. Se hará con unas plantillas más bien estables. No habrá despidos, pero tampoco excesivas contrataciones. Sólo el 19% de los comercios se han planteado un incremento de sus trabajadores.

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