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Llorenç Riera

Calma y previsión frente a la sequía

Aeste ritmo, el verano puede acabar siendo largo y duro. Ya lo está resultando el invierno, precisamente porque se ha empeñado en comportarse como un pseudo verano aficionado a las nieblas y las humedades y alérgico al chaparrón. No llueve. Tampoco está previsto que lo haga, por lo menos en los próximos quince días. Los payeses se ven obligados a comprar forrajes y piensos debido a la carencia absoluta de pasto natural propio de esta época del año. O venden su ganado a precio de saldo. Las fuentes que abastecen Palma están secas. En los embalses de la Serra solo queda fango.

Son las irregularidades del clima mediterráneo con el agravante de que los sistemas de vida modernos se alejan cada día más de esta realidad. Convivimos con el autoengaño de que el agua fluye del grifo sin más y de forma inagotable. Este verano se volverá a disparar la población de Mallorca. Aseguran que no quedará una cama libre en los hoteles. Frente a todo ello, no ha habido previsión ni cautela. Poco ha importado si el agua de ayer era sed para hoy. ¿Cómo se afrontarán los próximos meses?

El Govern mantiene la situación de prealarma y el ayuntamiento de Palma, con la responsabilidad de la mitad de la población isleña sobre su espaldas, activa su propio plan específico frente a la sequía. De entrada, frena cualquier atisbo de alarma y su portavoz, Neus Truyols, avanza que el suministro de agua "está totalmente garantizado" pero, para ello, de no cambiar el comportamiento climático, será necesario adquirir de forma progresiva 12 hectómetros cúbicos de agua desalada a Abacua. Es una factura no esperada de 5,7 millones para una Emaya y un Ayuntamiento que tienen las arcas tan secas como los pozos.

Pese a ello, el Ayuntamiento también indica que en cualquier caso se mantendrán las tarifas actuales para el consumidor, por lo menos a corto plazo, porque "en función de lo que ocurra" se deberá afrontar "una revalorización" en los próximos años.

En las semanas venideras se van a suceder las actuaciones en los municipios mallorquines para paliar la más que probable escasez de agua durante los próximos meses. No hacerlo sería una irresponsabilidad. Este año no brotarán las fonts ufanes. Las aves emigran a destiempo de s'Albufera.

Ahora se hace necesario aplicar medidas de choque, soluciones inmediatas. Mallorca se aproximará este estío a lo vivido el año pasado en Eivissa. Va siendo hora de aplicar con contundencia el ahorro y el consumo responsable de agua en años de fertilidad. También el incremento de los sistemas de depuración. Es imprescindible hacerlo si esta isla quiere seguir prescindiendo de cualquier industria alejada del turismo y entregarse de forma masiva a él. Y para mantener un mínimo de dignidad en la agricultura.

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