Diario de Mallorca

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Las elecciones generales del 20 D han cambiado el escenario político del país, es un cambio sin precedentes en la historia de la democracia española. Desde el año 1978 y después de UCD, se han turnado en el gobierno los dos partidos mayoritarios PP y PSOE, bien con mayorías absolutas o con apoyos puntuales, pero con mayorías cómodas. La alternancia entre los grandes partidos no ha supuesto que ninguno de ellos dejara la mala práctica de gobernar por decreto, mala práctica que durante años se han arrogado las dos grandes formaciones. Además de hacer uso excesivo del "decretazo" han aplicado el "rodillo" en el parlamento, despreciando un posible y saludable entendimiento con otras opciones políticas que seguramente algo podrían haber aportado.

Estos dos partidos que se han turnado en el poder durante treinta y cinco años van a hacer complicada la gobernabilidad, no tienen interiorizada la sabiduría del pacto y mucho menos la cultura de la coalición. Hablar de coalición o de acuerdo de gobierno lo entienden como si fuera un drama, y no se dan cuenta de que si no cambian de actitud el país será ciertamente ingobernable. En algunas etapas de la historia esta situación de inestabilidad ha conducido a profundos enfrentamientos que han acabado a "palos" entre unos y otros. Confiemos en que ahora no se recupere esta tradición tan española. Nuestra propia vida es a veces ingobernable, por ello sería aconsejable que la vida del país pudiese ser gobernada por un camino por el que se pudiese transitar sin demasiados sobresaltos.

Un país con amplia pluralidad política no tiene porque ser forzosamente ingobernable. Si miramos como se las arreglan países de nuestro entorno europeo, con gran tradición democrática y pluralidad política, podemos observar que tienen gobiernos surgidos de una coalición, funcionan bien y disfrutan de una aceptable estabilidad. Dinamarca tiene un gobierno de centro con solo el 19% de los votos logrados en las últimas elecciones; en los Países Bajos hay un gobierno integrado por conservadores y socialdemócratas; Suecia, modelo de estabilidad, está gobernada por socialdemócratas y verdes; en Alemania, con gran experiencia en pactos de Estado, el gobierno cuenta con ministros democristianos y socialistas; en Austria lo mismo, el canciller es socialdemócrata y el vicecanciller conservador.

En España en las últimas elecciones ha votado 25 millones de ciudadanos y han dado al Partido Popular 7.215.000 votos, al Partido Socialista 5.530.000 votos y a Ciudadanos 3.500.000 en total 16.245.000 españoles frente a 8.755.000 del resto de formaciones políticas. Parece claro pues, que 16 millones de españoles están enviando un mensaje nítido a estos partidos para que gobiernen juntos y hagan las reformas necesarias y urgentes que precisa el país. El último informe sobre España que ha hecho J.P. Morgan, primer banco de EE.UU. explica la complejidad del panorama político resultante de las elecciones y manifiesta que esta complejidad puede afectar a la gobernabilidad, al déficit público, a la financiación y al mercado de valores. Este vaticinio ya está siendo una realidad.

En cualquier caso, el pluralismo político del pueblo español puesto en evidencia, con todos sus inconvenientes y ventajas, está en la esencia de la democracia y no tendría por qué conducir forzosamente a la ingobernabilidad. Esta situación nueva obliga a gobernar con acuerdos, como en los demás países de nuestro entorno. Se debería asumir el mensaje, aplicar ingenio y generosidad y coaligarse para gobernar pensando en el interés general, dejando a un lado intereses personales y partidistas. Esto no será fácil con un Rajoy que "ni sí ni no sino todo lo contrario", con Sánchez cerrado en que "no es no", con Rivera que mariposea por ahí en medio y con Iglesias, que sin haber recibido encargo de la Corona ni investidura del Parlamento, ya se ha "auto digitado" Vicepresidente del gobierno y ha nombrado a varios ministros.

Cuando pase la resaca post electoral se podrá valorar si estos líderes políticos merecen el apoyo y la confianza que se les ha otorgado. Bertrand Arthur W.Russell, Conde de Russell, (1872-1970), filosofo, matemático, lógico, y escritor, que obtuvo el Premio Nobel de literatura, decía que los científicos se esfuerzan en hacer posible lo imposible, mientras que los políticos, se afanan en hacer imposible lo posible. Seguramente esto se verá en España

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