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Jose Jaume

Apurar el cáliz hasta las heces

Esta tarde el Rey dispondrá del mapa completo. El jefe del Estado sabrá cuáles son las posibilidades que tiene el candidato de la lista más votada de obtener la confianza del Congreso para ser investido presidente del Gobierno. Felipe VI sabe desde el 20 de diciembre que Mariano Rajoy está desahuciado, que no cuenta con los diputados suficientes en la cámara. Conoce sobradamente que el presidente del Gobierno en funciones es historia, el lamentable relato de los últimos cuatro años. Sabiéndolo, ¿es obligado que lo proponga? Constitucionalmente, no: el Rey puede presentar a quien considerte oportuno, al que estime que tiene más posibilidades de ser investido; por lo tanto, Rajoy Brey debería ser descartado. Veremos qué ocurre, pero la que se está plasmando aceleradamente es la alternativa de Pedro Sánchez. El secretario general del PSOE ha hecho en las semanas que han transcurrido desde las elecciones lo diametralmente opuesto a lo que ha dejado de hacer Rajoy: se ha movido, ha hablado con unos y otros, ha tejido alianzas; está sabiendo rentabilizar la posición central que las elecciones han concedido al PSOE a pesar de propinarle un fenomenal batacazo. Si el PSOE del sur, el de Susana Díaz y sus satélites extremeños, manchegos y algún que otro asimilado, no lo echan todo a rodar, Pedro Sánchez será el próximo presidente del Gobierno.

Parece que Rajoy querrá escenificar su pasión y muerte política sometiéndose a la sesión de investidura, -así lo aseguró ayer- y con ello apurará hasta las heces el cáliz de su desdicha, dejando que uno tras otro los portavoces de los grupos parlamentarios le espeten en la cara y en la del PP lo que los cuatro años de mayoría absoluta les ha impedido hacer, porque la cámara ha sido guillotinada por los populares, que la han convertido en un mero e inocuo apéndice del Ejecutivo.

Al Rey, proponer a quien está destinado al cadalso no debe congratularle. Será la primera vez, si acontece, que desde la Transición una propuesta regia de investidura se estrella en el Congreso de los Diputados. Y será la primera propuesta del rey Felipe VI. Es una situación compleja, constitucionalmente no desarrollada. La lógica parlamentaria indica que una vez evacuadas las consultas con los portavoces, el Rey proponga a quien tenga más posibilidades de ser investido, lo que significa que no es obligado decantarse por el candidato de la lista más votada en las elecciones, sino por el de la que puede urdir mayores apoyos en la cámara. Es lo que ocurrió en Dinamarca, otra monarquía parlamentaria del mismo cuño que la española, donde el jefe del tercer partido más votado es el que ostenta la jefatura del Gobierno. Quienes ganaron las elecciones, los socialistas, están en la oposición. Eso es la democracia parlamentaria. Conviene recordarlo, puesto que muchos dirigentes del PP y sus voceros, se llenan la boca hablando de fraude y hasta de traición a la patria, gratuita y chocante acusación que siempre esgrime la derecha cuando no le vienen bien dadas, al ver que corre el riesgo eminente de ser descabalgada del poder.

Habrá que aguardar a lo que haga Felipe VI, si opta por nominar a Mariano Rajoy para que se estrelle, si se decanta por Pedro Sánchez o si se elabora una "solución imaginativa", la que pregonan los que se muestran aterrados de que pueda cuajar una fórmula gubernamental que englobe a las izquierdas y a los nacionalistas, los que quieren "romper" España. Lo cierto es que el Rey protagonizará un papel un tanto desairado si, a sabiendas de que está condenado, propone a Rajoy, un hombre que ha exigido a PSOE y Ciudadanos algo así como un contrato de adhesión a su persona. Dice que hay que votarle porque su opción es la mejor para España, la sensata, la que dicta el sentido común. A partir de aquí nada hay que debatir, lo demás son menudencias que ya se solventarán en el momento procesal oportuno.

Es difícil toparse con tanto absurdo al mismo tiempo. Es de una inmensa estulticia política la pretensión del presidente del Gobierno en funciones y de los dirigentes del PP, que, al unísono, le han seguido, prietas las filas, en su desvarío: ¿cómo es posible que no hayan caído en la cuenta de que la legislatura de la mayoría absoluta, ejercida como una apisonadora, que ha arramblado con todos los consensos, no le iba a pasar al cobro unas facturas impagables? Durante cuatro años el PP ha despreciado a la oposición, ninguneado a los socialistas, recordándoles, una y otra vez, que estaban desechos. Remitido al pudridero el asunto catalán y, por encima de todo, impuesto unas medidas económicas que han dejado maltrechas a las clases medias y en situación de indigencia a muchos. Además, la corrupción ha sido una constante. Con todo ello, ¿cómo va a confrontarse Mariano Rajoy con un pleno de investidura? El hombre al que Pedro Sánchez calificó de indecente en el debate electoral que le permitió salvar lo salvable, tendrá que escuchar a los portavoces recordarle lo que ha sido la legislatura, los casos de corrupción, las leyes que ha aprobado en contra de la voluntad de todos los demás, sin consenso alguno; escuchará lo que se ha negado a atender en un Congreso al que ha maniatado. Ahora ya es imposible que Mariano Rajoy Brey encarne el futuro. Lo adecuado es que esta tarde le diga al Rey que renuncia a la investidura ahorrándole el trago de tener que proponerlo a la cámara para que escenifique su defunción política. El Rey le agradecerá los servicios prestados. Podrá desvanecerse.

Sin Rajoy, el PP cambiará, llevará a cabo lo que el PSOE, con acierto discutible, hizo en 2011 al ser enviado a la oposición: renovarse, con resistencias, pero renovarse: ¿Alguien duda que fuera del poder el PP no hará tabla rasa con la nómina de dirigentes que todavía conservan mando en plaza? De los Arenas, Cospedal, Aguirre, Barberá y muchos de los nuevos, que inútilmente se presentaron para escenificar un imposible rejuvenecimiento; poco quedará de todos ellos cuando el partido de la derecha tenga que encararse con su urgente renovación.

Por cierto, nadie está libre de ser objeto de una broma. Rajoy tiene la agenda disponible. Sobran comentarios.

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