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Lo que no puede ser, no puede ser

"Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible". La rotunda expresión se le atribuye al torero Rafael Gómez Ortega, 'El gallo', conocido por sus frases lapidarias. Y viene a cuento de la orientación que Puigdemont, epígono de Mas, pretende imprimir a la tarea parlamentaria catalana según manifestó en su discurso de investidura. Resumidamente, y partiendo de la hipótesis equivocada de que el Parlament de Catalunya es la residencia de la soberanía de los catalanes, intentará elaborar una nueva legalidad propia, desvinculada de la estatal, hasta construir un edificio político y administrativo capaz de "desconectar" en un cierto momento del Estado español. En definitiva, tratará de seguir la "hora de ruta" establecida por la declaración 1/XI del propio Parlament, que fue rápidametne anulada por el Tribunal Constitucional. La realidad es que la propia autonomía catalana es una emanación de la Constitución española, que fue interiorizada, acatada y masivamente votada por el pueblo de Cataluña en el momento fundacional. No será, pues, posible que la cámara legislativa catalana, que en todo momento ha de ajustarse al principio de legalidad de ámbito estatal, promueva normas que estén en contradicción contra su propia fuente de Derecho, que es la carta magna. Avisados están Puigdemont y su equipo: si emprenden la vía anunciada, su recorrido será muy corto.

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