Pedro Sánchez, tras entrevistarse con su correligionario el primer ministro portugués Antonio Costa, propuso para España una "gran coalición de fuerzas progresistas" si Rajoy fracasa en su empresa de formar gobierno. Suena bien la propuesta, que fue emitida en el lugar adecuado puesto que, como es conocido, Costa, que no ganó las elecciones, gobierna Portugal con el apoyo de comunistas y radicales. Pero la traslación no puede ser automática ni directa porque hay diferencias esenciales entre España y Portugal en este asunto. En primer lugar, el PS (86 escaños), el Bloque de Izquierda (19) y la coalición PCP-verdes (17), con 122 escaños de 230, alcanza la mayoría absoluta. En España, en cambio, la unión PSOE-Podemos-Izquierda Unida alcanza únicamente 151 escaños, a quince de la mayoría absoluta, por lo que tal gobierno quedaría en manos de los nacionalistas. En segundo lugar, Podemos defiende el derecho de autodeterminación para Cataluña, algo que ningún constitucionalista puede aceptar, y que impide la aproximación. La formula de la "mayoría progresista" no es, pues, simple ni directa, a menos que Podemos cambie de ideario, algo improbable por sus relaciones catalanas, y que Ciudadanos se avenga a colaborar con semejante alianza. Difíciles condiciones, por no decir imposibles.
