Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Llorenç Riera

La duda de saber si el médico te atenderá

De modo independiente al grado de razón que pueda tener cada una de las partes afectadas, parece evidente que al Ib-Salut le falta banquillo para poder cubrir con holgura la ampliación de horarios recuperada en centros de atención primaria y unidades básicas de salud desde el pasado 1 de diciembre. Sin duda hay una lucha sindical de por medio, pero la experiencia de los escasos días laborales transcurridos desde la modificación deja patente la existencia de un problema que no se puede solucionar solo dilatando horarios de apertura.

Se están abriendo unos huecos para tapar otros. Por tanto, perdura la improvisación y la tachadura sobre el borrón. Pero no hay cuenta nueva, que en este caso sería incremento efectivo de plantillas. La gerencia de Atención Primaria reconoce que la rentrée del puente de la Constitución fue "movida", pero considera normal que entre indisposiciones, accidentes domésticos o deportivos y pérdidas de vuelos, una docena de médicos no fueran a trabajar. Total, hablamos de un colectivo de 428 facultativos de cabecera y 110 pediatras. La proporción de ausencias es baja, pero suficiente para desequilibrar una plantilla demasiado ajustada. Por eso la situación deriva de inmediato en recomposición de consultas y hasta en movilidad kilométrica de pacientes. Se han podido efectuar 1.500 consultas vespertinas en lo que va de mes de diciembre, pero el Sindicato Médico denuncia que ha sido al coste de anular otras 4.000 citas concertadas en base al anterior horario habitual.

El problema se va dilatando a medida que pasa el tiempo. No se conocen reacciones significativas del Ib-Salut o, más directamente, de la gerencia de Atención Primaria. La parte sindical asegura haber contabilizado incidencias en unas 60 consultas y que el mal se ha extendido a las unidades básicas de salud, es decir, a la asistencia elemental, con el agravante de no tener alternativa a la consulta única de estos centros. El cierre momentáneo de algunos de estos lugares ha obligado a los pacientes a trasladarse a otro pueblo. En este punto es cuando se exterioriza más el problema y afloran las quejas abiertas. Los lamentos por los nuevos inconvenientes sobrevenidos han llegado a las casas consistoriales. Algunos alcaldes comienzan a pedir hora en la gerencia de Atención Primaria. Los males administrativos también requieren consulta. Y remedio.

La solución se avista lejana mientras no se habilite de modo adecuado un retén de imprevistos y sustitutos. Pero no existen recursos económicos para hacerlo. Entonces la improbable alternativa es la de que las partes en litigio se avengan en establecer la paz laboral o confluyan en el sacrificio, la profesionalidad y la abnegación.

Hasta entonces, el paciente dispondrá de más tiempo para acudir al médico pero también de mayor incertidumbre por saber si lo hallará en la consulta. A lo mejor habrá cubierto ya en exceso su horario o estará sustituyendo a otro.

Compartir el artículo

stats