Este año he leído poca ficción y mucho ensayo, sin un plan ni un orden concretos, más allá de la tradición de reservar para cada verano dos o tres tomos de la Obra completa de Josep Pla. Y muchos de estos libros han sido, además, o bien relecturas o bien títulos que tenía pendientes en la biblioteca de casa. El haberme centrado en la no ficción carece de un motivo especial, al menos en mi caso. Shakespeare, por ejemplo, me condujo a los ensayos de W. H. Auden y de T. S. Eliot. Milosz, que para mí es junto a Joseph Brodsky el gran poeta europeo de la segunda mitad del siglo XX, me acompañó en febrero y más tarde, en primavera, regresé al primer volumen de Una danza para la música del tiempo del británico Anthony Powell, un autor y una obra que nunca decepcionan. Ya en verano, además de la cita con Pla, descubrí Imitació de l'home, un breve ensayo del catalán Ferran Toutain, que bucea en la falta de originalidad de los hombres y las sociedades. La mayoría de estas lecturas han seguido la senda de la curiosidad, el deambular de un libro a otro. Encontrar una primera edición de las Versions de l'anglès de Marià Manent me llevó a espigar en sus viejas traducciones de mediados de los 50 para Jose Janés y en su elegante dietario de la guerra civil, El vel de Maia. Pero, insisto, la mayoría de novedades que he leído este año han sido ensayos, algunos realmente interesantes, como los tres siguientes:
· Temps de segona mà. La fi de l'home roig (Raig Verd Editorial, 2015), de la nobel Svetlana Aleksiévich, que pronto aparecerá en castellano editado por Acantilado con el título El fin del "Homo sovieticus". No se trata de una obra sencilla, pero sí profunda y emocionante, sobre la destrucción de un imperio el soviético y su efecto sobre las personas corrientes que creían en la grandeza y los valores de la URSS. Compuesto a partir de miles de entrevistas, el mosaico de testimonios y de voces consigue un efecto polifónico estremecedor. Del general comunista que se suicida en el Kremlin al profesor de literatura que termina trabajando de gorila para un prostíbulo, en Temps de segona mà asistimos a la crónica devastadora de un país que, movido por la ilusión primero Lenin y más tarde la Perestroika, acaba arrinconado y sin un relato que lo vertebre.
· El llarg procés. Cultura i política a la Catalunya contemporània (1937-2014), de Jordi Amat (Tusquets, 2015). No existe a día de hoy un relato mejor para entender la evolución del catalanismo político desde su inicial sentido pactista y de resistencia a la hegemonía castellana hasta el populismo que se deriva del autoproclamado "derecho a decidir". Resulta especialmente interesante la dialéctica entre el pujolismo y el proyecto catalanista de izquierdas que propugnaba la Barcelona de Maragall, y en la cual, evidentemente, el PSC resultó perdedor.
· Tierra negra, de Timothy Snyder (Galaxia Gutenberg, 2015). Discípulo y amigo de Tony Judt, Snyder nos ofrece aquí una interesante relectura del Holocausto, ambigua y compleja. ¿Fue la Shoah una matanza estrictamente programada? No. ¿Respondía a la lógica interna del nazismo? Sin duda. Pero la lección fundamental del libro es que, sin la protección de un Estado y sus garantías institucionales, los límites morales se disuelven rápidamente y la vida se convierte en un violento combate por la supervivencia. Desde esta perspectiva, el Holocausto no sería una singularidad irrepetible sino una constante histórica. A pesar del discutible capítulo final, se trata de un ensayo de lectura obligada.
