La Empresa Municipal de Aguas y Alcantarillado de Palma (Emaya) suele estar en el punto de mira de forma permanente. Permanece en esta posición de centro de atención desde dos perspectivas diferentes, pero confluyentes. De una parte el de la Administración, porque Emaya tiene acreditado renombre como núcleo de conflictos de diversa índole y de dificultades en la gestión. Por otra, el del ciudadano que sólo en ocasiones excepcionales logra que la empresa municipal le adecente la calle o le proporcione agua con la calidad que el decoro y la higiene de la salud pública recomiendan.
Cort tiene, por tradición, la mirada puesta en Emaya. No sólo por la sustancial de las materias que tiene encomendadas, también porque la macroempresa pública ha sido adecuada como invernadero de enchufismos y favores políticos. En Emaya están almacenadas demasiadas servitudes y dependencias que ni siquiera se recogen como enseres reciclables o, en el peor de los casos, desechables, para el vertedero. Lo inútil siempre estorba. Lo más sensato en este caso es el práctico desprendimiento.
Resulta complicado hallar un consistorio de Palma que en las últimas cuatro décadas no haya prometido arreglar y dotar de eficacia a Emaya. También es imposible dar con un equipo municipal que lo haya logrado. El actual tándem PSOE-Més, engrasado por Podemos, emprende ahora la imprescidible aventura. Primero limpiar la casa para después, con los utensilios y el personal a punto, emprender la tarea mayor de adecentar la ciudad como mandan las reglas de la convivencia y el sentido común. La empresa que preside la teniente de alcalde Neus Truyols ya colocó a Inma Mayol, experimentada en gestión pública en el área metropolitana de Barcelona, al frente de la gerencia de Emaya. Ahora, tras un proceso selectivo con más de dos centenares de aspirantes al cargo, se decide por Felipe Belinchón para dirigir el novel departamento de Calidad Urbana. Esta es la nueva denominación de lo que hasta ahora ha sido Medio Ambiente y que a su vez se estructura en dos nuevas áreas, las de Planificación y Estudios y la de Control Medioambiental. La modificación implica el desplazamiento de quienes hasta ahora se han responsabilizado de la limpieza viaria y de la recogida de basuras, Antonio Malagón y Vicente Vilches, respectivamente.
De las decisiones adoptadas se deduce que existe especial interés en reforzar los departamentos de Planificación y Estudios, por una parte porque es el que tiene más relación directa con los ciudadanos y por otro lado por ser un potente foco de conflicto social. También el taller mecánico, porque su eficacia reporta ahorro y operatividad. Todo se dará por bien empleado si al salir a la calle se consigue mantener una ciudad limpia. Esta no es hoy una característica de Palma.
