Ante unos comicios se acostrumbre a conceder gran importancia a los indecisos. Se convierten en la pieza más codiciada porque su voto puede acabar decantando mayorías parlamentarias y composiciones de gobierno hacia un lado u otro. Sin duda es así. Es una realidad que se acentúa como nunca de cara a las próximas elecciones generales del día 20 porque, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 41,6% de los españoles con derecho a emitir su voto no tienen decidido a quién votar. Está claro pues que la campaña electoral que hoy comienza se dirigirá particularmente a ellos.
Serán las elecciones de los indecisos, pero también la liquidación formal del bipartidismo en España, por lo menos para un largo periodo, en el que irrumpen, más allá del simbolismo, algunas fuerzas políticas y desaparecen otras. Esto también lo deja meridianamente claro la encuesta del CIS. Es el momento de Ciudadanos y Podemos, del aguante del PP, de la debacle del PSOE y de la aniquilación de UPyD. También del mantenimiento del nacionalismo catalán y vasco, de la continuidad con voz específica de Canarias y Galicia en el Congreso y aquí, en Mallorca, de la duda sobre si Més logra de una vez escaño propio a nivel estatal. Permanece la polémica porque el CIS sigue sin contemplar a esta formación en sus analíticas y encuestas autóctonas le conceden en esta oportunidad más posibilidades que nunca.
Nada de mayorías absolutas. Si la campaña electoral vence con las mismas tendencias con que se inicia y la masa de indecisos acaba diluyéndose entre todas las ofertas electorales, a lo sumo, el PP podría gobernar con Ciudadanos y en la otra vertiente, PSOE, Podemos e Izquierda Unida, con sus respectivas marcas blancas, no alcanzarían una mayoría suficiente. Todo está por ver pues, pero en un Congreso de los Diputados que puede llegar a tener una docena de grupos parlamentarios, llamará particularmente la atención el caso concreto de Balears, también ya sin hegemonías, con una irrupción decidida de Podemos y Ciudadanos que se sitúan a nivel del PSOE, eso si no llegan a superarlo, lo cual también parece posible. La encuesta del CIS concede 2 diputados a cada una de estas dos formaciones nuevas y deja a los socialistas entre 1 y 2 diputados. El PP, por su parte, queda lejos de sus 5 escaños actuales. Las encuestas le otorgan la aspiración de un máximo de 3. Habrá que contemplar todavía, por otro lado, la posibilidad de la representación de Més que nadie reconoce de forma oficial en las quinielas previas.
En los últimos días se detecta sobre todo un crecimiento de Ciudadanos, una tendencia a la baja de Podemos y el aguante del PP. Si el partido que ahora gobierna mantiene el 28,6% actual de representación que le conceden los últimos estudios demoscópicos, acabará entre 120 y 128 escaños. Podrá entenderse con Ciudadanos que sube 4 puntos y se posiciona a menos de 2 del PSOE que, por su parte, pierde 4. Con el 20,8% de la representación parlamentaria, los socialistas se quedarían sólo con una estimación de 77 a 89 diputados. Son los más perjudicados.
