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Antonio Papell

El fracaso de Artur Mas

El clima de los diversos momentos políticos se trasunta a través de los medios de comunicación y del análisis de las circulaciones intelectuales y sociales, y no es difícil de ver el gran desencanto que está produciendo la situación catalana ulterior a las elecciones del 27S en la ciudadanía de esta región. En efecto, han quedado al desnudo diversos elementos: la insuficiencia del independentismo para plantear siquiera la secesión, que sólo sería un desiderátum legítimo si estuviera respaldado por una mayoría potente y clara, indiscutible, de catalanes; la heterogeneidad insoluble de ese mismo independentismo, en el que hay nacionalistas burgueses que buscan engendrar un estado nuevo en Europa y radicales antisistema que pretenden desligar Cataluña de España para sacarla de Occidente, es decir, de la Unión Europea, del euro, de la OTAN, etc.; y, finalmente, la turbidez del nacionalismo heredero de Pujol, cuyos móviles son oscuros, e incluyen sin duda la búsqueda de una escapatoria en la insurgencia para salir del alcance de las instituciones españolas que persiguen la corrupción.

Pero por si la visión no fuese lo suficientemente clara, la encuesta de Feedback para 'La Vanguardia' publicada este domingo resulta iluminadora. Los principales datos que derivan del sondeo son estos: el 49,5% de los electorres y cerca del 40% de los votantes de Mas optan por volver a las urnas antes que por pactar con la CUP; el 49,5% del electorado cree que Mas debería explorar acuerdos con fuerzas no independentistas antes de convocar nuevas elecciones, frente al 44,9% que piensa que no; el 60,5% de los electores no comparte la declaración de 'desconexión' aprobada por el Parlament (frente al 37,2%); el 61,5% piensa que Mas ha cedido demasiado a la CUP para intentar ser de nuevo presidente; el 49,4% de los catalanes piensa que una reforma de la Constitución mejoraría el encaje entre Cataluña y España; el 55% cree que la independencia de Cataluña no es viable después de los resultados del 27S (frente al 41,3%); el 78,8% de los catalanes desearía un referéndum para decidir sobre la independencia pero el 49,7% se pronunciaría en contra frente al 45,5% que lo haría a favor. Finalmente, el 32% de los catalanes piensa que el conflicto actual terminará en una mejor financiación para Cataluña y un reconocimiento de la identidad cultural (el 31,7% cree que el proceso soberanista concluirá en un enfrentamiento permanente entre Madrid y Barcelona; el 14,9% piensa que desembocará en un nueva negociación sobre el encaje de Cataluña en España y sólo un 14% piensa que terminará en una declaración de independencia). Como trasfondo de todo ello, la encuesta registra un dato objetivo, no político, que resulta revelador: a la pregunta ¿en qué lengua habla habitualmente en su casa, el 39,4% afirma que mayoritariamente en catalán y el 25% que mayoritariamente en castellano, mientras que el 35,4% asegura que en castellano y en catalán indistintamente. ¿Dónde está entonces la fractura cultural?

Los datos de intención de voto referida a las elecciones generales del 20D en Cataluña que también incluye la encuesta terminan de confirmar el gran fracaso de Mas: su nueva formación política, que se denomina 'Democracia y libertad' -ni la imaginación funciona en los parajes de la antigua CDC- obtendría el 16%, levemente por detrás de Ciudadanos (17,7%), de ERC (17,4%) y del PSC (16,5%), todos ellos con nueve escaños cada uno. Por fortuna, después del 20D nada será lo mismo y habrá ocasión de iniciar las negociaciones y los debates que entierren las hostilidades y abran en la relación entre Cataluña y el Estado un camino de futuro.

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