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Joaquín Rábago

Industria de la seguridad: un radiante futuro

¿Qué futuro radiante parece que espera a las empresas especializadas en tecnología de la seguridad! Muchas de ellas por cierto son las de armamento, que han sabido diversificar sus actividades para aumentar sus oportunidades de negocio. Si hay empresas cuya cotización en bolsa sube inmediatamente después de ataques terroristas como los que ha sufrido la capital francesa y mientras caen otros valores son precisamente las de seguridad y defensa.

Una de las empresas líderes del sector de la tecnología aeroespacial, la francesa Thales, con una plantilla de más de 60.000 colaboradores en 55 países, tiene una cifra de negocios próxima a los 13.000 millones de euros. Thales ofrece soluciones para luchar contra el terrorismo, la ciberdelincuencia, la inmigración ilegal, la delincuencia urbana, o la protección de infraestructuras, centrales nucleares, aeropuertos, estaciones de metro, museos, mezquitas y lo que haga falta. El gigante alemán Rheinmetall, fabricante de cañones para carros de combate o antiaéreos, vehículos blindados y otro material de guerra, vende también sistemas de vigilancia, protección y seguridad pública, además de productos terrestres de defensa antiaérea y para "el ámbito militar y las fuerzas de seguridad". El mayor consorcio aeroespacial europeo, Airbus, se está interesando también en el sector de seguridad y aspira a nuevas inversiones en tecnologías de reconocimiento para la policía y la protección de fronteras mediante instalaciones de radar o sensores.

Las industrias especializadas en seguridad y defensa han constituido en Alemania un poderoso grupo de presión para el que esos dos seguros están cada vez más unidos. Su oferta incluye desde la seguridad pública en grandes acontecimientos deportivos como campeonatos de fútbol o juegos olímpicos hasta la protección frente a posibles ataques terroristas con armas químicas, biológicas o nucleares.

Otro campo con mucho futuro es la protección frente a los drones, esos vehículos aéreos no tripulados que podrían ser utilizados por grupos terroristas para atacar lo mismo ciudades que centrales atómicas. Y así Airbus anuncia una nueva tecnología que podría interrumpir el contacto entre los drones y quienes los manejan desde tierra y que permitiría además localizar rápidamente a estos últimos.

Ese tipo de empresas acuden regularmente a ferias como el parisino Salón Mundial de la Seguridad Interior de los Estados, "Minipol", inaugurada este año bajo el impacto de los atentados terroristas en esa capital, o la bienal DSEI (Defence and Security Equipment International), de Londres, que en sus comienzos fue blanco de numerosas manifestaciones. La apertura de los gigantes del sector de la defensa a nuevas actividades relacionadas con la seguridad no sólo aumentan su cartera de clientes y engordan su facturación, sino que, como denuncia el semanario Die Zeit, o les permite lograr más fácilmente autorización de los gobiernos de la UE para sus exportaciones a países tan problemáticos por las violaciones de los derechos humanos como Arabia Saudí.

Así, en un reciente informe comercial, Rheinmetall señalaba que los legítimos intereses de seguridad de otros Estados podrían facilitar esas licencias de exportación, sobre todo en el caso de que esos intereses "tengan relevancia internacional: por ejemplo, cuando se trata de proteger de amenazas terroristas o luchar contra el narcotráfico".

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