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Llorenç Riera

El útil comodín de la ecotasa

La recaudación del Impuesto de Turismo Sostenible será destinada en principio a tapar huecos del presupuesto de la Comunidad. Los hoteleros no tendrán poder de decisión preferente sobre los beneficios del tributo

A falta de financiación ecuánime y de respeto gubernamental -Madrid- a los fondos estatutarios, buena es la ecotasa. Esta es la vía de escape, la oportunidad que ha hallado el Govern para tapar huecos y poner parches a un presupuesto de la Comunidad tan desgastado que no posaría ni siquiera la más benevolente de las ITV. Las cuentas públicas de Balears son equiparables a los coches envejecidos, circulan por inercia, con deterioro de su mecanismo y no dejan de ser un riesgos para las infraestructuras y servicios de este archipiélago.

El Boletín Oficial de la Comunidad publica hoy el anteproyecto del Impuesto de Turismo Sostenible, más conocido con la denominación de ecotasa. Se confirma lo adelantado días atrás por este periódico. De entrada, no será un impuesto finalista que repercuta sin interferencias en valores medioambientales y turísticos. El próximo año y con toda probabilidad en 2017, se invertirá en lo que el Govern lo considere más urgente. Los hoteleros tampoco logran su pretensión de tener un papel decisorio sobre su repercusión. En términos formales vendrán a tener el mismo voto y capacidad de influencia que los ecologistas porque el reglamento que regulará la tasa prevé una comisión para determinar su destino que, en un 70%, tendrá peso político, entre conselleries, consells insulares y ayuntamientos. El 30% restante se lo repartirán patronales, agentes sociales y ecologistas.

Por lo menos mientras perduren los efectos de la crisis económica y la precaria financiación económica, la ecotasa será un comodín recurrente. Los cerca de cien millones que se estiman de recaudación anual pueden servir de apaño apetecible. Un alivio oportuno.

Pero a partir de ahí también hay que decir que, en materia de influencia, repercusión o necesidad turística, todo es interpretable en Balears. Ya lo apuntó la consellera Cladera en una reciente entrevista concedida a Diario de Mallorca. "Los intereses del turismo afectan a toda la sociedad, con lo que es justo que toda la sociedad pueda opinar sobre sus fondos". Dicho con un ejemplo, en invierno también hay que mantener los aeropuertos y las depuradoras, aunque funcionen a medio gas, a la espera del pleno rendimiento estival. Por tanto, será lógico que los turistas contribuyan por igual a su mantenimiento durante todo el año. En Mallorca es muy difícil separar el grano de la paja o poner límites en todo lo vinculado con la industria del ocio.

El vicepresidente Barceló también ha ido dejando caer en sus últimas declaraciones que la ecotasa se estrena, antes que cualquier otra cosa, como herramienta disponible para cuadrar o cuando menos aliviar cuentas. En definitiva, es otra forma de establecer la contribución directa de los visitantes vacacionales al consumo y prestación de servicios en el lugar en el que se hospedan y disfrutan.

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