Diario de Mallorca

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El fiscal jefe de la Audiencia Nacional ha dado a los miembros de las fuerzas del orden de Cataluña, tanto la autonómica „los mossos d´esquadra„ como la policía nacional y la guardia civil la directriz imperativa de que comuniquen de inmediato al juzgado de guardia cualquier actuación que se derive del acuerdo tomado por mayoría en el Parlament poniendo en marcha el proceso hacia la independencia. No estoy muy seguro de qué tipo de acto se deriva de la resolución independentista constituyendo delito de sedición y cuál no, así que me alegro de no verme metido en la necesidad de decidir entre fronteras tan oscuras y matices tan sutiles.

Pero al margen de que se puedan o no se puedan identificar los movimientos hacia la independencia en la calle, que es tanto donde suelen encontrarse las fuerzas del orden como el lugar en que se producen las sediciones, y dando por supuesto que exhibir banderas esteladas no se consideradelito porque, de lo contrario, el juzgado de guardia se iba a ver en situación de colapso perpetuo, la orden del fiscal plantea una cuestión interesante para el ámbito de la filosofía política. Porque si no he entendido mal lo que sucede, la resolución insta al Gobierno catalán „suponiendo que llegue a existir tras los tiras y aflojas sobre la investidura de Artur Mas„ a cumplir sólo los acuerdos que surjan del Parlament, es decir, a desobedecer lo que digan las instituciones del Estado español y a vulnerar las leyes vigentes.

Siendo así, ¿qué quiere decir que hay que denunciar los actos independentistas? ¿Salir a la calle con una pancarta que ponga españoles go home, por ejemplo, lo es? ¿Y qué significa desobedecer las leyes? ¿Qué cuando llegue la hora de la declaración de la renta no se va a pagar a Hacienda? Mucho me temo que todo este juego como del parchís, que transcurre de momento por cauces cercanos a la comedia de enredo, puede volverse muy pronto un drama. Sin más que unos u otros, los fiscales o los consellers „en funciones„, decidan pasar de las palabras a los hechos dando, por ejemplo, a los mossos d´esquadra órdenes contradictorias. Nos veremos presos de una situación en la que, antes de hacer algo, habrá que decidir lo que significan las palabras.

De acuerdo con Lewis Carroll, en el famoso diálogo entre Alicia y Humpty Dumpt, al preguntar Alicia lo que quieren decir las palabras, Humpty Dumpty le contesta que significan lo que él quiere que signifiquen. Y cuando Alicia intenta arrinconarle, alegando si es posible que las palabras pueden significar tantas cosas diferentes el huevo sabio zanja la disputa con la frase que deberían tener los fiscales, los consellers, los ministros y los mandos policiales en la cabecera de la cama: lo importante es quién manda.

En ésas estamos. Después de la resolución independentista y rompedora del Parlament, ¿quién manda en Cataluña? Nadie lo sabe y todos tememos que haya que averiguarlo con el uso de la fuerza, es decir, con la herramienta que Hobbes atribuyó al Estado.

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