Lo mínimo que se le puede exigir a un titular es que supere en agudeza al texto que precede. Sin embargo, la confusión sobre el asunto único de la actualidad obliga a deshacer el suspense sin zarandajas literarias. Cataluña no se independizará, punto. Sin subestimar la Declaración Unilateral de Independencia aprobada ayer por un Parlament legítimo, Rodrigo Rato es más peligroso que Junts pel Sí para la unidad de España. La nítida victoria secesionista en las catalanas se rebajaría a un 40 por ciento en un referéndum. El riesgo de la célebre desconexión no supera el diez por ciento. De ahí que a un fumador español no deba inquietarle, tiene preocupaciones más urgentes.
Falta el argumento fundamental. Rajoy está empeñado en la independencia de Cataluña. Por tanto, no prosperará, aunque tal vez el nobilísimo ayuntamiento de Béjar y una claque partidista ofrecían una liturgia mejorable para responder al desafío catalán. Si el riesgo de divorcio es menor de lo que conviene al prime time, conviene aclarar qué se jugaba ayer. No se abordaba la independencia, sino la renovación de Artur Mas, insuficientemente rehabilitado por una querella del Gobierno que no ha anulado las prevenciones de la CUP. La corrupción de Convergència no le permite gobernar una Cataluña independiente, pero la corrupción cien veces condenada del PP se erige en óptimo aval para encabezar una España independiente.
Se daba por descontado que el acelerón de Junts y la CUP pillaría por sorpresa a Rajoy, pero también ha desconcertado a los independentistas convencidos. Como de costumbre, la estrategia del presidente del Gobierno consiste en que otros le resuelvan sus problemas, ya se llamen Banco Central Europeo o Tribunal Constitucional. Se trata de diluir la rebelión en la vieja política, de anclarla en las adherencias burocráticas de réplicas y contrarréplicas judiciales, que mantienen la espuma sin alterar el fondo. También es desafortunada la elección de Carme Forcadell como víctima propiciatoria, su filiación multiplicará las agresiones que reciba. A modo de consuelo, el Madrid recupera la primera posición de la Liga gracias a la desconexión.
