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Matías Vallés

Al Azar

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Biel Barceló solo miraba

Francina Armengol y el pésimo ministro Soria viajan a Londres para atizarse, en un duelo donde la razón es más difícil de adjudicar que en la patada...

Francina Armengol y el pésimo ministro Soria viajan a Londres para atizarse, en un duelo donde la razón es más difícil de adjudicar que en la patada de Rossi a Márquez. Nos abstendremos por tanto, para centrarnos en las expresivas fotografías del encontronazo bipartidista. Las imágenes revelan que la trifulca contó con un testigo de excepción en segundo plano, porque Biel Barceló solo miraba. A riesgo de adentrarse en interpretaciones psicoanalíticas, el vicepresidente parece aguardar el desenlace de la pelea antes de alinearse mallorquinamente con el ganador. Su fichaje Pilar Carbonell también interpreta un papel secundario en Tacones lejanos, porque viaja en el progresismo de paso y en esta isla todos los caminos conducen a la derecha.

Una fotografía no recoge únicamente el instante decisivo de Cartier-Bresson, sintetiza también el recorrido anterior. La insulsa feria turística londinense de cada año ha permitido el retrato más exacto de Mallorca, donde Armengol gobierna en solitario y Barceló desaprovecha las oportunidades que la presidenta inventa para él. Si todos los políticos españoles mostraran la cortesía del líder de Més hacia PP y PSOE, el bipartidismo sería indestructible. Hasta el diputado popular Miquel Ramis descalifica con saña a Soria, acusándole de cobardía y limitados conocimientos. El también hotelero Biel Barceló prefiere guardar las distancias. Es el Antich de Més.

La fotografía londinense sella el vigor ahora enconado del bipartidismo, mientras las fuerzas emergentes se inhiben en su mejor momento. Armengol compensa con su furia pública el aval privado al nepotismo de consellerias matrimoniales. En más de una ocasión durante estos meses, ha incitado a Barceló para que actúe vicepresidencialmente y disfrute de su cuota de poder, pero su número dos prefiere los fines de semana familiares. Este principio de intervención mínima contrasta con el partido dotado de los mejores cuadros hiperactivos (véase un artículo próximo en esta misma sección). Ante el exacto retrato del Govern, los nativos agradecemos que PP y PSOE solventen sus trifulcas en Londres. Imaginar al ministro Soria en Mallorca provoca escalofríos.

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