La sociedad actual está demandando cambios en muchos ámbitos diariamente. Y en el político, también. Prueba de ello, los resultados electorales de los pasados comicios del mes de mayo. Ahora que nos enfrentamos a nueva oportunidad electoral es el momento de que los que formamos parte de partidos políticos tomemos nota de las consignas sociales si lo que pretendemos es obtener mejores resultados.

El Partido Popular ha trabajado ya en este sentido, tanto a nivel nacional como autonómico. Hemos sido capaces de dar un giro a nuestra imagen corporativa, hemos renovado algunos cargos del partido dando paso a gente joven, preparada y con ilusión con el fin de lanzar mensajes claros, veraces e ilusionantes para la sociedad.

Y aquí, en Baleares, el Partido Popular ha dado una lección política al resto de formaciones. Hemos sido capaces de abrirnos a todos los afiliados para confeccionar las listas al Congreso de los Diputados y al Senado. El que suscribe estas líneas, presentó su candidatura a una institución, el Senado, que en estos momentos está en tela de juicio por culpa de mensajes políticos oportunistas, demagógicos e inequívocos sobre esta institución. De este modo, lo que ha hecho el PP de Baleares, abrir el partido a los afiliados, el discurso de que los partidos políticos son compartimentos estancos ya es caduco.

Cambiando de asunto y aún a riesgo de equivocarme, estoy convencido que un sector importante de la sociedad española no sabe qué es el Senado, no conoce cuál es su origen ni cuáles son sus funciones. Pues bien, permítanme que haga un poco de historia. El Senado tiene su antecedente más remoto en el Estatuto Real y se crea bajo la regencia de Isabel II y debido a su minoría de edad, es otorgado por la Reina María Cristina. Es en ese momento que en España se inicia el sistema bicameral. Pero no será hasta la constitución de 1837 cuando reciba el nombre de Senado. Será en posteriores constituciones españolas cuando se le otorga la función colegisladora. Durante la II República Española, concretamente en la sesión de 27 de octubre de 1831, se suprime y tras ésta se vuelve a reanudar como cámara colegisladora junto al Congreso de los Diputados.

Esta cámara de representación parlamentaria es más importante de lo que muchos se creen. Estos días, con la situación política que se está viviendo en Cataluña, el Senado podría llegar a jugar un papel muy importante puesto que sería esta cámara quien, por mayoría absoluta, autorizase al Gobierno intervenir y suspender la autonomía de Cataluña, en caso de ser necesario. La unidad de España es un principio clave y por el que todos debemos trabajar de manera conjunta y unidos por el bien de todos los españoles. Este principio es inquebrantable y es el Senado la cámara que puede velar por este cumplimiento.

Además, el Senado también tiene atribuida la competencia exclusiva de proponer algunos magistrados del Tribunal Constitucional así como algunos vocales del Consejo General del Poder Judicial. Así pues, el Senado, sede parlamentaria colegislativa del Congreso, se constituye como órgano parlamentario de segunda lectura en la aprobación de leyes tan importantes como la Ley de Presupuestos Generales del Estado que podrían ser tumbadas en la Cámara Alta con lo que deberían regresar al Congreso para su posterior votación.

Y bajo mi punto de vista, y lo más importante, el Senado es la cámara de representación territorial. Todos y cada uno de los Senadores que representan una circunscripción tienen la opción de trabajar por y para su territorio. Para establecer un paralelismo, si el Consell de Mallorca es el ayuntamiento de ayuntamientos, el Senado es la cámara de las cámaras legislativas. Mucho se ha hablado de la reforma del Senado. Quizás, debería ser esta legislatura que está a punto de arrancar la que se abordase qué papel queremos que juegue el Senado en nuestra sociedad. En definitiva, una tarea la de Senador apasionante. Cargada de responsabilidad y dedicación siempre con altura de miras y que debe ir acompañada de un respaldo académico importante.

Por tanto, en estos momentos que la sociedad desconfía de la clase política, es cuando tenemos que decir alto y claro que en los partidos hay gente joven preparada, con habilidades y destrezas para desempeñar con responsabilidad las tareas encomendadas y con vocación de cambiar las cosas para mejorar. Por estos motivos he considerado oportuno presentar la candidatura a formar parte de las listas electorales de mi partido e intentar trabajar y aportar mi granito de arena para que en la mente de muchos se borre la idea de que el Senado es una institución vacía de contenido y que alberga a políticos que están al final de su carrera, y para convencerles de que el Senado es una fábrica donde se trabaja con tesón y esfuerzo para lograr la unidad de España y el progreso de todos los españoles.

(*) Funcionario, periodista y docente