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Cuaderna

El discurso (y II)

Iniciamos esta segunda parte afirmando que España necesita continuar por el camino de las reformas emprendidas y aplicar políticas sensatas y fiables. Sería un grave error entregar el destino de nuestro país a los impulsores de aventuras oportunistas y populismos trasnochados, porque ello supone poner en riesgo la estabilidad económica, y lo que aún es más importante, la unidad de España.

¿Qué queremos y qué ofrecemos?: Lo primero que debemos transmitir es que el PP ofrece a los ciudadanos de Baleares en particular, y a los de España en general, un proyecto integral de todos y para todos, y no un proyecto excluyente de unos contra otros. Ni un proyecto mutable según convenga si estamos en Madrid, Cataluña, Andalucía o en la Rioja. Un proyecto que ponga el cierre definitivo a la crisis, para despejar de una vez por todas el horizonte de la estabilidad, la creación de empleo y generación de riqueza, en donde la diferencia entre los que más tienen y los que menos sea cada vez más estrecha, con el objetivo puesto a la desaparición de las bolsas de pobreza. Hoy nadie puede poner en duda que garantizar el estado de bienestar, y de manera especial las pensiones, la sanidad, la educación y los servicios sociales pasa indefectiblemente por la creación de empleo.

Es por ello que en economía hay que continuar con las políticas puestas en marcha en la legislatura que acabamos de cerrar, y que como vemos está dando buenos resultados. Política que se ha basado en la austeridad en el gasto público, en no gastar más de lo que se tiene, y en ofrecer un marco de estabilidad y certidumbre a la economía mediante reformas estructurales que han puesto su foco en la creación de empleo. Todo ello ha sido posible, y hay que reconocerlo, al esfuerzo, sacrificio y solidaridad de todos los españoles. Y de forma muy especial gracias a los trabajadores, funcionarios, comerciantes y pequeños y medianos empresarios, pues sin ellos nada de lo conseguido hubiera sido posible.

En cuanto a la Administración, hay que apostar de una vez por todas, y por tanto ofrecer, una Administración cada día más austera, ágil, eficaz y siempre al servicio de los ciudadanos. Ello se consigue eliminando duplicidades, adelgazando estructuras innecesarias y convertirla en motor de desarrollo, y no en obstáculo de iniciativas. Debemos ofrecer y comprometernos a acabar de una vez por todas con la corrupción, las prácticas de nepotismo y enchufismo, para que sea la meritocracia la que determine las responsabilidades de los servidores públicos.

Por lo que se refiere a la política social, hay que decir alto y claro que los peores enemigos del bienestar social son aquellos, que con sus políticas económicas erráticas solo saben generar paro, incertidumbre y crisis. Ya lo hemos visto y experimentado. Es necesario pues seguir apostando por la cohesión social y por unos servicios públicos, eficaces, eficientes y de calidad, donde la carrera profesional sea un valor en sí mismo.

En cuanto a derechos, deberes y libertades hay que decir que el Partido Popular ha apostando siempre, y seguirá apostando, para que España se fortalezca como Nación de personas libres e iguales, donde todos compartimos los mismos derechos y deberes, sin ningún tipo de ventajismo y/o privilegios en función del lugar en que se vive. Ello sólo se consigue, en un Estado democrático y de derecho, y España lo es, aunque algunos prediquen su voladura, respetando la Constitución, es decir, la Ley. Sólo así se puede recuperar la autoridad y prestigio para hacer frente a los desafíos externos e internos que amenazan nuestra estabilidad. Por todo ello el Partido Popular debe ofrecer estabilidad y compromiso.

Credibilidad y compromiso: Hoy igual que ayer debemos reafirmarnos en nuestros compromisos. Estos no son otros que:

Decir la verdad aunque a veces incomode a quien la dice y a quien la escuche, porque no haya nada más perverso que negar la realidad y ocultar los problemas a los ciudadanos. Pues quien olvida que el realismo es la primera de las reglas para tener credibilidad pone en peligro el valor de la confianza, y sin confianza no hay progreso.

Debemos comprometernos a explicar lo que se va a hacer, y hacerlo. Y todo ello argumentando las decisiones que se vayan tomando, y por qué se toman éstas y no otras.

Hay que comprometerse a gobernar desde la responsabilidad, sin dar cabida a las ocurrencias, aventuras o caprichos. Gobernar es enfrentarse sin miedos, pero con prudencia, a los problemas que se plantean y gestionarlos de forma transparente y sin ventajismos.

Hay que comprometerse a gobernar desde el diálogo. Ello implica estar abiertos a cualquier idea que sea buena para España, con independencia de quien la proponga. Debemos comprometernos en escuchar a todos, porque el futuro de nuestro país es responsabilidad de todos, con independencia del veredicto de las urnas.

Debemos comprometernos a entendernos con todos los que comparten el objetivo común de seguir creando empleo, generar bienestar y respetar el marco jurídico vigente.

Debemos comprometernos a gobernar sin sectarismos ni revanchismos, y a eliminar del camino todos los obstáculos que dificulten la convivencia y la concordia entre todos los españoles, sin poner en riesgo el marco de estabilidad y concordia que durante cuarenta años nos ha dado la Constitución del 78. Porque lo importante es buscar afinidades y complicidades y no atizar viejas discordias, y menos aún separar a la sociedad española entre buenos y malos, en función del que "quien no está conmigo está contra mí". Debemos tener claro que el que siembra diferencias cosecha conflictos, mientras que quien cultiva afinidades cosechará consensos. En definitiva debemos comprometernos a gobernar con la verdad, responsabilidad, valentía y prudencia a la vez, y con diálogo como fuente de concordia.

Para hacer realidad "El Discurso", el Partido Popular de Baleares necesita dejar de lado las luchas internas de poder y las componendas de familia para conformar sus candidaturas. Hay que apostar para que éstas estén integradas por hombres y mujeres preparados intelectualmente, con experiencia contrastada y sin mancha en sus expedientes curriculares. Si así lo hacemos la victoria está asegurada.

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