El Govern de les Illes Balears ha anunciado un aumento generalizado de impuestos. En la propuesta de techo de gasto, aprobado recientemente en el Parlament, y que se materializará en los presupuestos de la CAIB, ya se visualiza este incremento de la presión fiscal. Se prevé una subida del 65% en la recaudación del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, del 45% en el Impuesto de Patrimonio y de un 18,16% en el Impuesto de Transmisiones patrimoniales. Además ya se ha anunciado el incremento del tipo impositivo del tramo autonómico del IRPF y se reintroducirá el impuesto a las estancias turísticas, por el que se prevé una recaudación de unos 50 millones de euros.

Aunque el Govern lo vista como una reforma tributaria para gravar a los más ricos, de forma que los que más ganan contribuyan más, lo cierto es que, una vez más, esta subida indiscriminada de impuestos va a caer sólo sobre los hombros de la clase media, la más castigada por la crisis. De hecho, las clases más altas tienen fórmulas muy variadas para eludir esta subida de impuestos.

Con este incremento de la presión fiscal, el Govern prevé recaudar unos 120 millones de euros adicionales a los que ya ingresa, a los que hay que añadir otros 70 millones que esperan conseguir mediante una potente campaña de lucha contra el fraude. En definitiva, 190 millones más que saldrán de los bolsillos, ya exhaustos, del contribuyente.

En un momento en el que se ha puesto orden a las cuentas públicas, cuando se está recaudando por encima de las previsiones, síntoma inequívoco de que la economía mejora, y cuando se está generando empleo; lo lógico sería una reforma fiscal en el sentido contrario, reduciendo la presión impositiva, para estimular el crecimiento y la ocupación.

Es lo que está haciendo Galicia, donde para el año 2016 el Impuesto de Sucesiones y Donaciones será exento para el 99% de la población, y donde se bajará el tramo autonómico del IRPF.

Pero es más, lo peor de este aumento notable de los impuestos es que no irá, como sí se hizo en los primeros años de la legislatura 2011-2015, a reducir el déficit, sino que este incremento impositivo se derivará a financiar un aumento del gasto. Más aún, el Govern ya está diciendo que, independientemente de este incremento de la recaudación, quiere un mayor objetivo de déficit y ya está anunciando que, aunque tendrá 190 millones de euros más, no podrá cerrar 2016 dentro de los objetivos de déficit marcados por el Estado.

Desde mi punto de vista, el rumbo iniciado por el Govern de les Illes Balears supone pasos atrás en el camino de la consolidación fiscal y del equilibrio presupuestario. Y supone un serio riesgo de quiebra del sistema, dado el excesivo nivel de endeudamiento de nuestra comunidad autónoma.

Esta subida de impuestos puede tener, además, como consecuencia, un cierto enfriamiento de la economía, dada la pérdida de poder adquisitivo de una parte importante de la población, que podría derivar en menores beneficios de las pequeñas y medianas empresas y, en consecuencia, a un aumento de la tasa de paro. El incremento del déficit, por su parte, supondrá a medio plazo un riesgo cierto de tensiones de tesorería, impago a proveedores y pérdida de confianza de los mercados financieros con nuestra comunidad.

Desde el Partido Popular hemos pedido, de forma reiterada, al Govern, que rectifique su política económica. Consideramos que están dirigiendo la nave en la dirección equivocada y no podemos compartir que se solucionen los problemas de gasto con subidas de impuestos. Viajamos en la mala dirección y se avecinan turbulencias. A partir del año que viene, vivir en Baleares será mucho más difícil y mucho más caro.

* Diputado autonómico del grupo Popular. Portavoz de la comisión de Hacienda y Presupuestos.