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Llorenç Riera

Escaparate y agenda para el juicio de Nóos

Administrar la gestión procesal y el desarrollo práctico de un juicio de la envergadura del caso Nóos no es tarea fácil. No lo es por el volumen de la causa ni por la cantidad y condición de los implicados directamente en ella. También porque, debido a todo ello, se trasforma en un verdadero escaparate sobre el que confluyen abundantes miradas de juristas, ciudadanos con un mínimo interés por la cosa pública y curiosos en general.

No extraña por tanto en absoluto que el tribunal, seguramente por experiencia, comodidad y sentido práctico, ponga los pies en el suelo y se procure de una agenda solvente y dilatada en el tiempo que le permita actuar con solvencia y aplomo. Sabe que tendrá abundantes lupas sobre sus decisiones. Sean las que sean. No existen precedentes sobre la determinación de si se debe acabar juzgando, en el sentido pleno del término, a la misma hermana de un rey en activo y a su vez hija de otro monarca emérito. Eso, aparte de otras personas que, por vínculo o cargo, están o han estado relacionadas en primera persona con la Familia Real.

Cristina de Borbón se sentará en el banquillo de los acusados por lo menos el próximo 11 de enero. Este día empezará en la Audiencia Provincial de Palma la vista de las cuestiones previas del juicio del caso Nóos. El tribunal no ha eximido de asistencia a ninguno de los procesados. Ningún trato de favor para la infanta. Los gestos y el apelativo a la igualdad son muy importantes en este caso. Los magistrados no han autorizado la habilitación de salas especiales de descanso para Cristina de Borbón, ofrecidos por el Colegio de Abogados. Si acaba siendo juzgada permanecerá en el banquillo en función de cada momento del trámite de la vista pública. Igual que los demás.

En contra de otras prácticas habituales, el tribunal resolverá las cuestiones previas antes de que se inicie el juicio formal en febrero. Entonces se sabrá si la dotrina Botín -la inoportunidad del proceso para quienes sólo estan sujetos a acusación particular- es aplicable a la hermana de Felipe VI. También, dado el caso, si el juicio debe ser suspendido como pretende la defensa de Diego Torres. Las cuestiones previas, por si mismas, aunque no tengan el mismo referente ni penal ni procesal, ya suponen una especie de juicio específico.

De no surgir grandes sorpresas, habrá juicio del caso Nóos desde mediados de febrero hasta finales de junio. El tiempo previsto delata la gran dimensión del asunto. Igual que el número de personas que intervendrán. Se han previsto 20 jornadas únicamente para interrogar a los 18 acusados. Dado el caso, Cristina de Borbón será de las últimas. Sobre ella no pesa un delito penal, se le imputa otro de carácter fiscal. También está prevista una cifra oscilante de 363 testigos y peritos, en función de las decisiones que tomen las asistencias letradas de las partes. En cualquier supuesto, sea como sea, el juicio del caso Nóos está destinado a llamar la atención y ser protagonista de la actualidad por lo menos por espacio de medio año.

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