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Llorenç Riera

Caprichos del mundo irreal de Podemos

La regeneración se vuelve fiasco. El instrumento que se había prometido útil para implantar nuevos modos en los usos políticos se desvela, con más prontitud de la esperada, cuerpo extraño en un hábitat que le resulta desconocido. Hablamos de Podemos, esa esperanza capaz de cosechar confianza y que ahora, igual que los premiados sin esfuerzo previo para obtener el éxito alcanzado, desvela comportamientos caprichosos en el linde de la irresponsabilidad.

Sabíamos que Podemos iba a dar sorpresas. Esperábamos con ello una bocanada de aire fresco sobre el encorsetado mundo de la política. Sin embargo hemos topado con las pretensiones inasumibles de quienes aspiran a estructurar una especie de subgovern autónomo al margen de toda regla y de toda lógica. Podemos aspira a hacer lo que le plazca sin que nadie le moleste en la cuneta de compromisos serios y estables con otras fuerzas políticas. Esta es la causa por la cual vulnera su propio código ético y pisotea el formato institucional de las corporaciones a las que le han envidado asambleas y electores. El mandato era para trabajar, con innovación, creatividad, aire fresco y soltura si se quiere, pero no para demandar caprichos y obsequios fuera de lugar.

Solo desde una posición errática como la que ahora delata la situación de Podemos se puede dar cabida momentánea a la osadía de solicitar la liberalización de una partida de 10 millones de euros de los presupuestos del próximo año para ser gestionados a modo de cédula autónoma con el beneplácito del Govern. Podemos no quiere entrar en el Ejecutivo pero aspira a disponer de dinero para ir, todavía más, por libre.

La pretensión conocida en el transcurso de los preparativos de las cuentas de la Comunidad para 2016 está fuera de lugar en cualquier supuesto, pero todavía más, si cabe, en tiempos de precariedad. Rozaría el esperpento que el Ejecutivo que no puede atender al plus de la carrera profesional de los funcionarios o tiene dificultades para devolverles la cuarta parte de la paga de Navidad de 2012, otorgara un pellizco considerable a su aliado exterior para que pudiera ser todavía más independiente haciendo la competencia o creando duplicidades con el propio Govern. Rocambolesco. Insólito.

La consellera Cladera reconoció ayer mismo en una comisión parlamentaria los "serios obstáculos" para cumplir con los retrasos de la paga extra de los funcionarios. En este mar de obstáculos, la osadía de Podemos acentúa su inverosimilitud. La novel formación no puede desparramar de este modo el potencial de votos y confianza que ha sido depositado en sus manos. Su misión es la de regenerar los buenos usos de la política y hacerla atractiva y útil para quienes se han distanciado de ella. Pero para alcanzar este objetivo, más dificultoso de lo que aparenta, no se puede prescindir del sentido común y de la responsabilidad, también en lo económico. A Podemos le queda margen de tiempo y espacio para reconducirse a sí misma.

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