Contemplo, ya no sin asombro, la actitud de la ciudanía europea, en su conjunto, y la española en particular, cuan diferente y sesgada es la puesta en escena de sus opiniones ante los conflictos que en el mundo se van generando.

Tras la llamada "Alianza de las civilizaciones", aceptamos el abandono del pueblo kurdo por la Presidencia del gobierno turco que, a la postre, ha resultado ser un islamista disfrazado.

La denominada "Primavera Árabe", llevó al mundo occidental a pensar que era la panacea de la civilización. Nuevamente, contemplamos cómo los regímenes fanáticos se hacían "los dueños" de esos países? y callamos.

Le guerra civil en Siria ha sido ignorada. Hemos asistido a las visitas que, algunos líderes mundiales, han hecho a su presidente dictador y, en la actualidad, esos mismos líderes, buscan en dicha figura la solución de la cuestión.

La persecución de los Coptos o de los Yazeries, ha conllevado escasas condenas, y aún menos interés en los medios de comunicación

Hemos visto cómo, las tropas rusas en Siria, bombardeaban zonas donde la influencia del terrorismo del denominado Estado Islámico, no tenía presencia.

Ante la tragedia de los refugiados procedentes de países árabes/musulmanes, escuchamos el silencio de los países árabes, especialmente llamativo en los integrados en el poderoso y rico eje de "Estados del Golfo Pérsico", silencio traducido en el abandono de sus correligionarios? pero tampoco Occidente dijo nada.

Por último, contemplamos, aterrados, cómo, cuchillo en mano, fanáticos apuñalan a pacíficos ciudadanos (hombres/mujeres, jóvenes/acianos, civiles/militares) del único país democrático existente en Oriente Medio - Israel - y el silencio vuelve a hacerse patente.

Ya no existen los "lobos solitarios", después de haberse demostrado que el atentado al supermercado Kosher en Francia, se llevó a cabo tras recibir un email, ordenándose desde Siria.

Especial importancia tiene, en este contexto, analizar lo manifestado por el portavoz ruso Sr. Kartapolov, "que unos 100 extremistas yihadistas cruzan la frontera sirio-turca cada día, por la rutas de los refugiados".

Pero la sociedad europea, que tan propicia es a manifestarse en ciertas ocasiones, calla cobardemente en esta. Y en sus medios de comunicación, las noticias se dan en expresión gramaticalmente "pasiva", es decir, se menciona antes "el resultado" - que al fin y al cabo es la consecuencia de una legítima defensa-, dejando en un segundo plano lo que ha motivado ese "resultado" - un acto terrorista, ahora con cuchillos que apuñalan indiscriminadamente-.

En el mundo occidental, al parecer, ser progresista consiste en callar, en ignorar, en hacer oídos sordos ante las atrocidades que, en los países árabes, se están llevando a cabo, en ignorar las órdenes criminales que salen de algunos de sus gobiernos o de las organizaciones que cuentan con su apoyo. A nivel oficial, aquello de "ser políticamente correcto", se ha convertido en la norma a seguir, aunque implique omitir la dura y cruda realidad de lo que acontece.

* Abogado