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Eduardo Jordà

Las siete esquinas

Eduardo Jordá

Nada que celebrar

Como cada año, la celebración del día de la Hispanidad ha venido rodeada de polémica. Ada Colau ha escrito en uno de sus tuits: "Vergüenza de Estado aquel que celebra un genocidio, y encima con un desfile militar que cuesta 800.000 euros". Y el alcalde de Cádiz, de Podemos, no se ha quedado atrás y ha escrito otro tuit en el que también criticaba la idea de "descubrimiento" de América que se celebra en el día de la Hispanidad: "Nunca descubrimos América, masacramos y sometimos un continente y sus culturas en nombre de Dios. Nada que celebrar". Y esta es la conclusión, nada que celebrar, porque el día de la Hispanidad conmemora un genocidio y una masacre de los pueblos indígenas a manos de los conquistadores españoles, a partir del momento en que Cristóbal Colón descubrió América un 12 de octubre de 1492.

Ésta es la idea más extendida entre una cierta izquierda, la más radical y la más combativa (según dicen). Pero no sé si las cosas son realmente así. Desde luego, a mí no me gustan los desfiles militares ni las celebraciones castrenses ni los homenajes a la bandera sea la que sea, porque estas cosas me parecen absurdas y hasta ridículas y en realidad no sirven para nada. Y tampoco me hace ninguna gracia el concepto ése de "día de la raza", que se celebraba hasta hace unos años el mismo día que la Hispanidad, y ni siquiera la misma idea de Hispanidad me parece admirable o defendible. Pero lo mismo, ojo, me pasa con todas las celebraciones de la identidad nacional, sean las que sean y se celebren donde se celebren.

Y ahora llegamos al otro punto, el del genocidio. ¿Hubo un genocidio de los pueblos indígenas de América a manos de los españoles? Cualquier investigador solvente sabe que no, que no lo hubo, porque los muchos pueblos indios que desaparecieron desde el momento de la conquista no fueron eliminados de forma sistemática siguiendo un meticuloso plan de exterminio. Y si esos pueblos desaparecieron, fue porque los españoles llevaron enfermedades la viruela, el sarampión, la difteria, el tifus que los indios no conocían y que los diezmaron en muy poco tiempo. Y por supuesto que los conquistadores españoles mataron y esclavizaron a miles y miles de indios, pero sus métodos de conquista con imposición de la esclavitud y de los trabajos forzados eran los que se usaban en esa época, y eran compartidos por igual por ingleses, holandeses, portugueses y otomanos (o mongoles o chinos). Es decir, que podemos quejarnos de esos métodos, claro que sí, pero no podemos atribuírselos únicamente a los españoles. Y no hay que olvidar que España tuvo un fray Bartolomé de las Casas que logró promulgar unas Leyes de Indias que dieron un trato medianamente justo a los indios. Que esas leyes se cumplieran o no, eso ya es otra historia. Pero ningún país del siglo XVI tuvo unas leyes tan justas y humanas como las Leyes de Indias. Y otro dato importante es que las poblaciones indígenas de Hispanoamérica son mucho más numerosas, incluso ahora, que las que quedaron en América del Norte o Australia o cualquier otro continente colonizado por los europeos. Pero eso nunca se dice. Y si somos un país hamletiano y esquizoide, aquejado por graves crisis de identidad y continuos trastornos bipolares, es porque nos hemos olvidado de celebrar la mejor tradición de nuestro país la de Bartolomé de las Casas, los erasmistas, Cervantes, los ilustrados del XVIII, Galdós, Cernuda, y en su lugar organizamos mascletás y homenajes a la Virgen del Pilar y grandes castillos de fuegos artificiales con sus inevitables desfiles militares. Y así nos ha ido.

Y para terminar, hay que tener mucho cuidado con usar alegremente las ideas de conquista y masacre y genocidio en nombre de Dios. Porque no podemos olvidar que nuestra diada, igual que la valenciana, celebra una conquista que sometió un territorio y masacró a sus habitantes en nombre de Dios. Y si los argumentos de Ada Colau y el alcalde de Cádiz siguen siendo válidos, tampoco habría nada que celebrar durante la Diada que conmemora la conquista de unos territorios que pertenecían a Al-Ándalus y que también se hizo a sangre y fuego y en nombre de Dios. Y si no hay nada que celebrar, entonces pongámonos a hacerlo de verdad, empezando por las diades y terminando por las Hispanidades. ¿Nos atreveríamos a hacerlo? Lo dudo mucho.

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