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Llorenç Riera

Límites y condiciones para la ecotasa

Movilidad constante y definición mutante. Estos son los principales conceptos, a día de hoy, de la ecotasa no estrenada y que, según el vicepresidente Barceló, deberá comenzar a aplicarse, de forma inaplazable, a principios del próximo año. Si la semana pasada el portavoz del Ejecutivo, Marc Pons, daba a entender con claridad que no quedaba más remedio que convertir en indiscriminada a la ecotasa, es decir, cobrarla también a los residentes que usen alojamientos turísticos, el vicepresidente Barceló señala ahora que se estudian fórmulas para resarcirla a quienes están empadronados en el archipiélago balear.

Esta última corrección era de esperar, del mismo modo que resultaba presumible la polvareda levantada por la uniformidad del gravamen o que los hoteleros volvieran a aprovechar la oportunidad para cargar contra la ecotasa que tanto les incomoda, por mucho que ahora maquillen la situación prestándose a sentarse en mesas de confluencia con un Govern al que, al mismo tiempo, le demandan "rigurosidad" y una evaluación del impacto del tributo. Ellos mismos están convencidos de que, en el peor de los casos, el golpe será blando porque, de lo contrario, ni hoteleros ni touroperadores se hubieran entregado al incremento de sus inversiones para el próximo año. Desde junio se han presentado 75 proyectos para mejorar hoteles.

Tienen un motivo claro para emprender estas reformas: con el nuevo tributo ya confirmado para 2016, las perspectivas de reserva de cupo para viajar a Mallorca se incrementan en un 20%. De hecho, se está demostrando con claridad que ni la subida del IVA hotelero implantada por el Gobierno Rajoy, ni los tributos fijados en otras zonas turísticas, están mermando la llegada de visitantes.

Pero ahora mismo la inquietud más latente radica en cómo separar a los residentes del pago efectivo de la ecotasa, una vez confirmado que la Unión Europea no distingue entre anfitriones y huéspedes que se amparan bajo su legislación y que, por otro lado, Aena, sobre todo ahora que se ha semiprivatizado, sólo se preocupa de generar ganancias en Balears y no está por la labor de aliviar arcas públicas y valores paisajísticos.

Los técnicos de la Hacienda autonómica se han puesto a indagar cómo pueden resarcir la ecotasa a los residentes. Advierten que la misión es compleja y no aventuran el éxito de la sugerencia que les llega desde la vicepresidencia del Govern, en el sentido de que la ecotasa pueda resultar desgravable del tramo autonómico del Impuesto de las Personas Físicas (IRPF).

Se vuelve evidente, una vez más, que la entrada en vigor del nuevo tributo no constituye un camino de rosas. Las dificultades constantes deben ser una clara advertencia de que no resulta permisible un nuevo fracaso en la aplicación de la ecotasa, tanto en el método de cobro como en la reinversión de los fondos que pueda generar.

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