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Antonio Papell

El acierto del Círculo de Economía

El Círculo de Economía de Cataluña, presidido por el moderado Antón Costas, catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona y autor de los artículos más razonables sobre la evolución del conflicto catalán, es una institución de la sociedad civil de gran prestigio en el Principado. Surgida en el mundo empresarial, ha logrado vínculos de gran calado en los ámbitos político, académico e intelectual. Es una organización altamente transversal e inclusiva, y pese a este pluralismo interno no ha eludido pronunciarse acerca del 27S, algo que no han hecho por cierto muchas otras entidades, temerosas de contribuir a la fractura o de tener que experimentarla en su seno. El Círculo debatió la conveniencia de pronunciarse antes del verano, y Costas consiguió que prosperara su tesis de que había de hacerlo ya que "sería incomprensible que no diera su punto de vista en esta situación excepcional" ya que el foro siempre lo había hecho en las ocasiones especiales; también en 2003 defendió el derecho del PSC, ERC e ICV de pactar el tripartito, frente al rechazo de todas las demás organizaciones empresariales.

La obtención de un lugar común en el seno del Círculo no ha sido fácil, pero finalmente ha emitido un documento en el que sostiene una actitud crítica hacia el "proceso": "El uso político de la mayoría se dice en el comunicado tiene que ser compatible con el respeto a la diversidad social y a las reglas del Estado de Derecho". Más adelante se defiende la tesis de que las elecciones del 27S no conducen directamente a la independencia ni sus resultados pueden ser utilizados por tanto para soportar una declaración en tal sentido, en contra de lo que afirman sus promotores: "cualquier cambio estructural y la independencia sería la máxima expresión requiere una mayoría cualificada, que en ningún caso puede desprenderse de unas elecciones como éstas, sino de la legitimidad de una consulta legal, acordada y bien informada". Tanto los partidarios como los adversarios del referéndum han de reconocer que este planteamiento es legítimo.

En primera instancia, Costas había redactado un borrador que fue rechazado por el sector más nacionalista de la institución, representada por el vicepresidente Artur Carulla (Agrolimen y diario Ara), quien ya había dejado claro con anterioridad que no apoyaría una posición claramente crítica con el proceso o con la lista unitaria. A favor de Costas se alinearon los demás vicepresidentes: Josep Oliu (Banco Sabadell) y Mrc Puig (Grupo Puig).

Finalmente, el documento aprobado por el Círculo el pasado miércoles recoge más sensibilidades pero no altera lo fundamental del pensamiento de Costas, que básicamente recrimina al soberanismo la pretensión de eludir la legalidad y descarta que pueda aplicarse la "hoja de ruta" de los independentistas, basada en la tesis inaceptable de que una mayoría en unas elecciones regionales que se puede obtener con la cuarta parte de los votos favorables del censo legitimaría nada menos que una declaración unilateral de independencia, sin soporte jurídico alguno.

Otros se han dedicado estas semanas previas al 27S a exhibir los desastres que produciría la independencia, que son sin duda veraces porque la ruptura no sería, evidentemente, un buen negocio para nadie. Es legítimo prevenir a los incautos de las consecuencias de una decisión equivocada. Pero más útil resulta seguramente denunciar las inconveniencias de un camino que choca con la concepción democrática de un estado de derecho y que es claramente ilegal, y que por ello mismo supondría para Cataluña la anatema de toda la comunidad internacional. Es lo que ha hecho el Círculo de Economía con sensatez y coraje, porque no sea fácil razonar fríamente en medio de los ardores actuales.

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