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Pido perdón

La mayoría de los políticos y líderes públicos parecen tener pánico a pedir perdón al considerarlo un síntoma de debilidad, y si meten la pata son incapaces de admitir sus errores cuando a la vista está que lo que de verdad funciona es entonar el mea culpa y pedir disculpas.

¿Se acuerdan del rey Juan Carlos con lo de la cacería de elefantes?

"Lo siento mucho, me he equivocado y no va a volver a ocurrir" y se acabó. ¿O lo de Bill Clinton pidiendo perdón a los americanos por la tele tras su desliz con Monica Lewinsky? Pues bien, tras semanas de agonías, ahora es su mujer Hillary, favorita por el partido demócrata para aspirar a la presidencia de los Estados Unidos, la que ha salido a la palestra para pedir disculpas y quitarse de una vez de encima el lastre que le ha caído a cuenta de sus emails. Resulta que está siendo investigada porque, al parecer, cuando era secretaria de Estado, envió varios correos desde su cuenta personal con contenidos clasificados, es decir, secretos. A poco que uno haya visto unas cuantas películas americanas ya sabe lo serio que es esto y la ligereza que conlleva transmitir temas confidenciales por el correo electrónico personal, con mucha menos seguridad que el oficial.

Por otra parte, en EE UU los correos del secretario de Estado o del presidente no pertenecen a estos cargos sino que son bienes públicos y, sin embargo, la propia Hillary borró muchos de ellos. Por todo esto, la aspirante a la presidencia podría, dicen, haber vulnerado la ley y puesto en peligro la seguridad de su país. Tras estallar el escándalo, Hillary ha estado enrocándose y asegurando que todo tenía una explicación y que no había nada irregular. Sin embargo, no parece que ésta haya sido una buena táctica a tenor del desplome que su figura ha tenido en las encuestas en los últimos días hasta el punto de que ya hay quienes dudan de que finalmente sea designada candidata por su partido. Así las cosas, al final Hillary ha tenido que hacer caso a sus asesores para intentar despejar de nuevo su camino a la candidatura demócrata y pedir disculpas. Con el "lo siento" y el "fue un error" entonados el martes en una entrevista, posiblemente la exsecretaria de Estado suba algún punto en los sondeos. Y mira que debió costarle, pero como buena política sabe que hay que hacer lo que hay que hacer aunque se vea tan falso y forzado como el baile que se marcó poco después en el plató de otra cadena de televisión.

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