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Eduardo Jordà

Una paloma no es colombófila

Estos días he estado revisando la versión al castellano que hice hace ya tiempo de la novela El mar, de Blai Bonet. Y mientras lo hacía, me he estado preguntando qué habría opinado el escritor de Santanyí acerca de la independencia catalana. Todo el mundo sabe cuáles eran las opiniones de Blai Bonet sobre la lengua y la cultura catalanas, pero en materia política las cosas no están tan claras. Blai Bonet murió hace ya mucho tiempo 17 años ya, y no está aquí para desmentir o para confirmar lo que yo o cualquier otro podamos decir. Pero leyendo algunos de sus prólogos o algunos de sus poemas, uno se pregunta la curiosidad es natural qué habría pensado de todo esto que ahora se denomina "el procés" (y que cada vez se parece más a un proceso kafkiano).

Y lo digo porque en las reflexiones y en los aforismos de Blai Bonet, que están dispersos en sus poemas y en sus dietarios y también en sus novelas y que algún día se deberían recoger en un volumen de aforismos, hay ideas bastante explícitas sobre el tema. "Un colom no és columbòfil", decía un verso de uno de sus poemas de El jove, y aunque la frase es misteriosa, puede indicar que un ciudadano de un país, sea cual sea ese país, no tiene por qué sentirse nacionalista. No olvidemos que en el prólogo a L'Evangeli segons un de tants, Blai Bonet llegó a escribir que todo nacionalismo es un crimen. Está claro que esa frase, escrita en los años 60, se refería al nacionalismo franquista de la España imperial, pero la frase tan contundente está ahí y no tiene vuelta de hoja. Y leída ahora, todos la interpretaríamos de un modo muy distinto a como se leyó esa frase hace cincuenta años. ¿O no?

También he encontrado en una entrevista otra frase contundente de Blai Bonet: "Esper el dia que desapareguin tots els Estats, perquè aquest dia desapareixeran tots els nostres mals. Una cosa és la gent, la nació i les ciutats, i una altra l'Estat. Si desapareix l'Estat, desapareix el noranta per cent del que va malament". Cuando pronunció esta frase, en 1993, muy poca gente hablaba de un Estat català ahora sería la república catalana, y es evidente que Blai Bonet se refería al Estado como esa entidad burocrática que administra con frialdad la vida y la muerte de sus súbditos, tal como se administró en los tiempos del Estado franquista. Pero está claro que Blai Bonet tenía en mente a cualquier entidad política que pretenda imponerle al ciudadano una determinada manera de juzgar lo que está bien y lo que está mal. Y en este sentido, el odio de Blai Bonet hacia quienes ganaron la guerra del 36 a sangre y fuego quizá le podría haber llevado ahora de estar vivo a defender un punto de vista visceralmente independentista. Pero ahora, en 2015, esas palabras de la entrevista cobran un sentido nuevo que no tenían hace veinte años. Y repito que Blai Bonet no está aquí y que no sabríamos qué habría dicho ahora si se las hubiéramos recordado.

También he visto una cosa curiosa en la que no había reparado antes. En El mar, Blai Bonet cita una novela de Georges Bernanos que le causó una gran impresión, ya que uno de sus personajes secundarios, el cura Gabriel Caldentey, está inspirado en el mismo personaje de Bernanos que protagoniza el Diario de un cura rural. Y estos días, al repasar fechas, me he dado cuenta de que Bernanos escribió su Diario de un cura rural en Mallorca, entre 1934 y 1936, primero en una casa alquilada en el Port de Sóller, y después en otra casa alquilada en el Terreno (aunque Bernanos, en sus cartas, decía que él vivía en la "barriada de pescadores de Porto Pi").

Blai Bonet escribió 'El mar' a finales de los años 50. Por entonces, Bernanos ya había muerto, pero era un autor con mala prensa en España, a pesar de haber sido católico y conservador, porque había denunciado de forma airada, en un panfleto que tituló Los grandes cementerios bajo la luna y que también escribió en Mallorca, la terrible represión franquista contra los republicanos durante el verano y el otoño del 36 (una represión que el niño Blai Bonet, horrorizado, vio en Santanyí). Qué extraña es la historia de Blai Bonet y Bernanos, los dos escribiendo una misma historia o una historia muy parecida sobre la misma isla, y los dos atreviéndose a revelar una verdad que los suyos rechazaban por impublicable. Qué extraña historia, sí, la de esas dos palomas Bernanos y Blai Bonet que se negaron a ser colombófilas.

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