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Camilo José Cela Conde

Muymillonarios

Alo mejor estamos haciendo mal las estadísticas. La del paro, por ejemplo, tan ligada a la desesperación de la crisis económica y a las noticias tremendas sobre la cantidad de familias en las que ninguno de sus miembros cuenta con un empleo. El ministerio de Hacienda acaba de publicar las cifras opuestas, las de los contribuyentes que declaran tener un patrimonio superior a los treinta millones de euros, y resulta que en los años de penuria su número ha aumentado. En concreto se dobló desde 2007, fecha en la que se sitúa el verdadero comienzo de la crisis económica por más que el presidente Zapatero no se enterase hasta mucho más tarde. Como es sabido, las cosas de las que sí se enteraba el dicho presidente pertenecen al dominio de la Cábala y las ciencias ocultas pero el misterio va más allá y se instala ahora en el cálculo de las fortunas. ¿Qué es más importante, el que haya el doble de muymillonarios o el doble de parados?

A juzgar por el auge de las revistas de papel couché y tendencias rosas, replicado en las secciones de los diarios que hablan de lo mismo, la miseria no interesa. El alma queda vacunada con las imágenes de niños muertos en alguna que otra catástrofe migratoria; basta con una de ellas, en realidad, porque los niños mueren todos los días pero la foto que opta luego al premio Pulitzer es sólo una de vez en cuando. La de la niña desnuda y gritando que huía del napalm en Vietnam dio la vuelta al mundo como si fuese la única víctima digna de los titulares. Así que, constatadas y lamentadas esas excepciones, podemos prestar atención a las fiestas de sociedad, a las bodas y divorcios de gentes de la farándula y de las tertulias feroces en la televisión. Hasta el papa Francisco ha tenido que facilitar la anulación de las bodas aunque se equivoca, creo yo, bajándolas de precio. No interesa una boda barata ni su cese a precio de saldo. Estamos de nuevo en las cifras del hambre, que carecen de glamour porque terminan por recordarnos a Dickens y la autora que triunfa hoy es la de las sombras de Grey que comenzaron por ser cincuenta y deben ir ya por el millón.

Billonario es, en los Estados Unidos, quien tiene mil millones que es la cifra mínima para que las revistas hablen de uno. Andamos cortos en el reino de personajes de tanta trayectoria pero, como se dice en términos escolares, progresamos adecuadamente. El doble de muymillonarios en ocho años es todo un logro del que los políticos en campaña deberían presumir. Vóteme y tendrá la independencia se convierte en mensaje débil porque en realidad queremos ser dependientes de las vidas de los otros siempre que esos otros triunfen. Vóteme y habrá el doble de muymillonarios en sólo cuatro años, mucho más rápido que antes. Aunque, ¡ay!, parece que la prosperidad a toda prisa depende de que la crisis económica se mantenga; me parece que ya lo dijo Karl Marx, aunque tampoco es un autor de éxito. Igual Zapatero nos puede explicar por qué.

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