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Antisemitismo intolerable

"Las presiones impidieron gestionar la situación con lucidez". Un mea culpa que servía al festival Rototom de Benicàssim para pedir perdón por el veto al artista estadounidense de origen judío Matthew Paul Miller, más conocido como Matisyahu, tras haber cancelado su concierto ante las amenazas y coacciones promovidas por BDS País Valencià Boicot, desinversions y sancions a Israel del País Valencià. Todo por haberse negado a "pronunciarse claramente contra la guerra y sobre el derecho del pueblo palestino a tener su propio Estado". No como la organización del festival, que terminó "reafirmando su compromiso con la cultura de la paz y el respeto entre culturas", con argumentos dignos de un concurso de misses. También acabó rechazando el antisemitismo y cualquier tipo de discriminación religiosa: "respetamos a la comunidad judía y pedimos sinceras disculpas por lo sucedido".

El viejo fantasma del antisemitismo se esconde detrás de toda esta polémica, azuzado por quienes prefieren ver el mundo como una contraposición de buenos y malos desde luego, esto es más sencillo porque no obliga a pensar y aliñado con una buena dosis de corrección política. ¿Por qué no se le exigió una declaración filmada en vídeo en que se expresara de manera muy clara su opinión sobre la homosexualidad, o sobre las ventajas del pan moreno frente al pan blanco? La respuesta parece clara: por su condición de judío es claramente sospechoso de complicidad con las matanzas de palestinos que para quienes lo ven todo blanco o negro sin esforzarse en entender las raíces del conflicto en Oriente Medio lleva a cabo unilateralmente Israel.

Si les interesa y quieren aprender sobre la historia del Estado de Israel contada desde dentro, les remito a un libro que me recomendó quien hoy mismo firma la contraportada, Daniel Capó. Se trata de Mi tierra prometida, de Ari Shavit. Lejos del maniqueísmo, constata que Israel es la única nación occidental que está ocupando otro pueblo, a la vez que es la única nación occidental que está continuamente amenazada en su propia existencia. Posiblemente no puedan desligarse ambos factores. La ocupación de territorios palestinos erosiona la legitimidad del Estado judío, que podría ver desmoronarse sus cimientos liberales democráticos a la vez que su hegemonía estratégica en el Medio Oriente se está poniendo en duda. Sin embargo, a través de la narración, una entiende por qué los colonos se lanzaron a la conquista del territorio a la vez que comprende que los árabes que fueron echados de sus casas y sus poblados pretendan regresar a sus hogares. Cuando alguien se hace cargo de las razones profundas de unos y otros puede entrever que el conflicto entre Israel y Palestina podría no terminar en un futuro próximo. Y resulta todavía más absurda la pretensión de que un cantante judío pueda argumentar en un vídeo de veinte segundos para YouTube su posición sobre la política israelí al respecto.

El sionismo es el diablo para muchos. La pretensión de los judíos de establecer un estado propio en "su tierra prometida" es entendida como una aberración. Algunos de ellos, curiosamente, defienden no obstante el derecho de otras naciones a ese estado independiente. Sin embargo, el sionismo surgió a principios del pasado siglo como respuesta a la persecución de la judería, sobre todo en la Vieja Europa, pero no solamente en ella. Los primeros pogromos no fueron los de Hitler. Ni los últimos. No sólo los judíos alemanes tuvieron que huir, también los de Estados Unidos y el norte de África. Los sionistas enfrentaron un problema radical: la desaparición del pueblo judío. Y su solución fue igualmente radical: sólo en Palestina, su antigua tierra natal, podrían salvarse. Obviaron, sin embargo, que estaba habitada. No vieron no quisieron o no pudieron hacerlo a sus pobladores.

Matisyahu se preguntaba si "¿le han pedido declaraciones políticas a otros artistas invitados antes de sus presentaciones?". En realidad, este mismo verano han actuado en Mallorca la israelí Noa o David Guetta sin que nadie les haya conminado a que se pronuncien al respecto de este asunto. ¿Cuál es la diferencia? Una sospecha que la cuestión reside en que Matisyahu lo tiene todo: además de judío, es estadounidense país que, como todo el mundo sabe, es la personificación del mal y la causa de todas las desgracias de la Humanidad. Se podrá discutir la creación del Estado de Israel apoyado desde el principio por Norteamérica pero una cosa se hace evidente: el sionismo es el resultado directo del antisemitismo europeo desde el affaire Dreyfus. Fuimos los europeos quienes hicimos del siglo XX el más negro de la Historia. Probablemente el sionismo sea la factura que hemos de pagar en este nuevo siglo por las aberraciones del anterior. Sin embargo, parece que en demasiadas ocasiones nuestra lucidez se ve nublada por la ignorancia y el fanatismo, que nos llevan a repetir los mismos errores una y otra vez. El antisemitismo que subyace en las coacciones al Rototom y el hecho de que sus peticiones fueran aceptadas queda lejos de ser una simple anécdota.

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