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Antonio Tarabini

Calores estivales (y V): ¡Sanseacabó, a currar!

El agosto, con sus calores entremezclados con tempestades torrenciales, sanseacabó. El inicio del mes de septiembre significa, además del comienzo del curso escolar, que nuestras instituciones, gobierno y oposición, deben ponerse las pilas y recuperar el curro.

PSOE, Més y Podemos han ratificado un pacto de gobernabilidad que, al menos en principio, les garantiza estabilidad parlamentaria. Posteriormente, con sus lógicas dificultades y algunas incoherencias, se ha aprobado y puesto en marcha un nuevo organigrama de gobierno, en el que no participa Podemos. Mientras los partidos que conforman la mayoría parlamentaria están gozando de sus primeros cien días de cortesía, los populares siguen inmersos en la búsqueda de su necesaria catarsis en búsqueda de liderazgo y contenidos que les posibiliten ejercitar una oposición con alternativas más allá de que "viene el coco". La primera labor de los nuevos gobernantes era, y sigue siendo, hacerse cargo de la realidad en las diversas administraciones, y poder tomar las pertinentes medidas de cambio y/o mejora. De hecho, se han tomado una batería de decisiones urgentes y necesarias. No siendo la únicas, pero si quizás la más urgentes (el nuevo curso escolar comienza en menos de quince días), resaltan las propias de la Conselleria de Educación: además de anular el TIL, se han tomado una serie de decisiones encaminadas a garantizar un comienzo de curso con absoluta normalidad, así como establecer medidas que permitan recuperar un sistema educativo, especialmente el público de calidad, universal, abierto y accesible a todas las familias (aumentos significativos de maestros y profesores, disminución de ratios, recuperación becas...). Pero a efectos de opinión pública la principal noticia estival se ha centrado en determinadas prácticas de tufillo nepotista en los nombramientos de asesores y de personal de libre designación en el Govern. Incluyendo desajustes y criticas (IB3, mensajes diversos, contradictorios y no siempre homologables...) entre los mismos partidos que firmaron el documento que debe garantizar la gobernabilidad. La credibilidad puede estar en juego.

El próximo reto inmediato es la elaboración de los presupuestos 2016. Nacen condicionados. Una deuda pública acumulada de más de 8.000 millones de euros; un límite impuesto de déficit imposible de cumplir si no es recortando servicios públicos básicos; las inversiones estatutarias bloqueadas así como el Régimen Especial Balear, la aparición de pago pendientes a cargo del anterior gobierno; sin olvidar un sistema de financiación injusto. Aunque la "herencia recibida" sea un hecho, no puede usarse como simple paño de lágrimas. La escasez de recursos obliga a priorizar y mejorar los sistemas de gestión. Tales prioridades están incluidas en el pacto de gobernabilidad, pero ahora ha llegado de concretarlas sin caer en el lloriqueo, la queja, la reivindicación... de lo "mío qué hay". Es imprescindible que PSOE, Més y Podemos actúen con coherencia y responsabilidad.

Al nuevo gobierno le atañe la difícil tarea de liderar y consensuar el diseño y puesta en marcha de un modelo productivo competitivo y sostenible, que incluya no sólo las actividades turísticas propiamente dichas, que garantice una economía y un empleo estable más allá de la mano de la mano de obra intensiva y de escasa cualificación. Hoy por hoy, no centramos sólo en la actividad turística propiamente dicha, que más allá de las palabras tiene un fuerte carácter estacional. Millones de turistas provocan la felicidad de hoteleros y de parte (no todo) del empresariado turístico. Máxima actividad y ocupación, además de creación de empleo aunque en su mayoría sea precario (¡el que no se conforma es porque no quiere!). Algunos, incluidos empresarios del sector, comienzan a reflexionar sobre el peligro de una concentración masiva y excesiva de turistas en pocos meses, lo que implica una saturación que, incluso comienza a molestar a nuestros visitantes. Durante el mes de agosto nuestra población se duplica (entorno a dos millones) respecto a nuestros residentes estables (entorno a un millón). Tal realidad supone la creación y puesta en marcha de infraestructuras, equipamientos y servicios, utilizadas a tope escasamente unos meses. El resto del año la población estable sufrimos sus sobrecostes de mantenimiento. Se supone que a partir de setiembre/octubre disminuirán las ínfulas superoptimistas, y será posible una reflexión seria y coherente sobre los riesgos de apostar sólo por las fantásticas cifras de visitantes, nos gusten o no concentradas en escasos meses, a pesar de determinadas iniciativas de desestacionalización.

Para ello es necesario y urgente que el Govern y los sectores privados (financieros, empresariales...) consensúen un diagnóstico breve y conciso (fortalezas y debilidades) de nuestro actual modelo productivo, no sólo el turístico, que permita diseñar planes de actuación de índole estructural y también de carácter coyuntural. Sólo desde tal actitud podrán superarse las posturas encontradas en temas tales como el impuesto turístico.

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