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Pedro De Silva

En corto

Pedro de Silva

China

Apreciamos las cosas cuando nos faltan, o amenazan faltarnos. Hasta casi ayer le echábamos a China la culpa de todo, del cierre de comercios al dumping ambiental, pasando por la precarización del trabajo, la relativización de los derechos humanos, la sumisión crediticia y el acaparamiento de las fuentes de las materias primas. Ahora, con sólo unos escalofríos del gran hermano global, nos hemos puesto a temblar de puro miedo. Sin China no tendríamos el proveedor de las manufacturas baratas que pasan raudas por nuestras manos camino del basurero textil, del vertedero tecnológico y del humilde vaciabolsillos, ni el consumidor de commodities y productos semielaborados, ni el prestamista final, ni el inversor que colmata los agujeros del accionariado, ni la tienda de la esquina. Ahora descubrimos de pronto que ya éramos chinos, y en realidad sólo poníamos decorado y color local.

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