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Antonio Papell

Otra Europa

El presidente Rajoy decidió, sin duda con acierto aunque sus móviles no hayan sido del todo claros, someter al Parlamento español el tercer rescate griego. En nuestro país, no es preceptivo el trámite, al contrario de lo que sucede en varios estados europeos, como Alemania. Pero la mayoría gubernamental, que seguramente ha pretendido confrontar a la oposición con sus contradicciones es manifiesto que el comportamiento de Syriza ha dividido a la izquierda, se encontrará con una tesis que seguramente no esperaba: el PSOE se hará hoy portavoz de los sectores socialdemócratas de Europa, de los que al parecer se ha descolgado el vacilante SPD alemán, que piensan que lo ocurrido en Grecia acredita la necesidad de "más Europa" pero también la conveniencia de "otra Europa". En cualquier caso, la única formación que no apoyará hoy el rescate en el Congreso de los Diputados es Izquierda Plural, porque entiende que no beneficia a los griegos.

Los desequilibrios intelectuales de la Eurozona actual son complejos y diversos pero un simple ejemplo ofrece una idea cabal de ellos: el saneamiento del sistema financiero español cuya quiebra fue imputable a las cajas de ahorros, no a los bancos propiamente dichos se ha efectuado con dinero público en cantidades prácticamente ilimitadas; en cambio, el saneamiento del sistema económico ha habido de hacerse mediante una devaluación interna que ha provocado seis millones de desempleados, una caída general de los salarios y un incremento dramático de la desigualdad en la sociedad española. Este es el "modelo conservador" de integración europea que ha prosperado hasta hoy, sin frenos ni contrapesos de carácter político y/o social.

Frente a este sinsentido, y ante el absentismo del SPD, los gobiernos de centro izquierda de Francia e Italia están dispuestos a promover una reforma de la UE que avance en la dirección federal, es decir, en la unión fiscal, económica, social y política, y que incluyan un salario mínimo y un impuesto también mínimo de sociedades armonizado para evitar el dumping fiscal. Y el PSOE se ha puesto a trabajar en un avance de esta reforma, bajo la batuta de Jordi Sevilla, Manuel de la Rocha, Juan Moscoso, el eurodiputado Jonás Fernández y el experto Ángel Ubide, que será presentada hoy en el curso del debate parlamentario sobre Grecia.

La propuesta incluye un aumento de los fondos de contingencia para que las crisis bancarias no hayan de ser financiadas por los ciudadanos; la creación de un Fondo Europeo de Garantía de Depósitos; una unión fiscal con un presupuesto específico para el euro, nutrido por el impuesto sobre transacciones financiera y otro sobre las emisiones de CO2, que financiaría "bienes públicos europeos" en campos como la energía, la ciencia y la lucha como el cambio climático; la creación de un Tesoro europeo con capacidad par emitir eurobonos; el establecimiento de un salario mínimo europeo, complementario de los nacionales, y de una edad común de jubilación; la reforma de la presidencia del Eurogrupo hacia la figura de un ministro de Economía de la Eurozona, etc.

La crisis económica, de la que han remontado los países más afectados salvo Grecia con un costo en términos humanos muy elevado la pérdida de bienestar en España, Portugal y la propia Italia ha sido muy gravosa, ha servido para poner de manifiesto las carencias del modelo de integración, que a punto ha estado de saltar por los aires. Se han puesto algunos parches, que lo han salvado de momento, pero la reforma a fondo no puede aplazarse si de verdad se quiere que prospere el proyecto europeo.

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