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El error de Fernández Díaz

Fernández Díaz explicó ayer su entrevista con Rato con el argumento de la integridad del exvicepresidente. Este temía por su seguridad y la de su entorno, y de ahí la audiencia concedida por el titular de Interior, que respondía, a juicio del ministro, a un requerimiento de responsabilidad institucional.

Es fácil de entender que semejante cuestión podía haber sido resuelta sin necesidad de que Fernández Díaz recibiese a Rato en su despacho. Hay otros cauces para resolver tales inquietudes, y hubiera sido fácil para el ministro del Interior atender los temores del demandante a través de un intermediario especializado. Si todos quienes temen por su seguridad fueran recibidos por el ministro del Interior, éste no haría otra cosa.

En definitiva, Fernández Díaz no ha entendido: a) Que él no puede recibir ni pública ni privadamente a quien está siendo investigado por las fuerzas de seguridad del Estado que él mismo dirige (la UCO está investigando por orden del juez el presunto blanqueo de que se acusa a Rato). Y b) Que el Partido Popular y el Gobierno deben mantener un cordón político sanitario que aísle a quienes están actualmente involucrados en episodios de corrupción, sin perjuicio de que se rehabilite a quien proceda una vez esclarecidas las acusaciones si éstas no resultan probadas. Tampoco es tan difícil de entender.

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