En las últimas semanas hemos visto publicadas en prensa varias noticias relativas a la futura actuación a llevar a cabo en la carretera Ma-19 entre los núcleos urbanos de Llucmajor y Campos. Según lo que se desprende de ellas el nuevo gobierno mantiene el proyecto de duplicación de la calzada, aunque de una forma "más ajustada y adecuada" a las necesidades a satisfacer. Y, mientras tanto, entre unos y otros, la ciudadanía reclama dar solución inmediata a una de las vías de mayor siniestralidad (si no la que más) de nuestra comunidad, que se cobra vidas año tras año.

Las obras públicas en general deberían diseñarse de forma que den la solución óptima al problema que se desea resolver, cumpliendo para ello con aquellos parámetros técnicos vigentes que garantizan que dicha solución es aceptable de forma técnica y objetiva. Dentro del margen de maniobra que estos parámetros técnicos admiten es donde se puede "moldear" la infraestructura según una u otra dirección política, pero este margen a menudo no es tan amplio como pueda parecer.

En el caso que nos ocupa, la polémica se centra en el consumo del terreno que produce la nueva vía. El plan director de carreteras vigente establece que la actuación debe caracterizarse por disponer de cuatro carriles en doble calzada. Este plan director fue aprobado durante la última legislatura progresista y mantenido en la pasada legislatura conservadora. Ese aparente consenso político se ratifica a nivel técnico ya que si lo que se busca es un aumento importante en la seguridad de la vía, se garantiza mucho más esta seguridad separando sentidos de tráfico en diferentes calzadas. Por tanto, con esta tipología de vía de partida, la discusión del producto a diseñar sólo puede versar en dos puntos: las dimensiones de la mediana y la tipología de los enlaces a disponer.

Independientemente de que siempre existe cierto margen, la anchura de mediana no es un capricho, sino obedece a necesidades técnicas. Tiene una función básica como elemento de defensa para separar los sentidos de tráfico, ubicar elementos de drenaje para el correcto funcionamiento de éste, disponer elementos como iluminación, apoyos de estructuras o para dar la visibilidad necesaria para mantener la velocidad de diseño de la vía. La normativa establece un valor mínimo de dos metros, aunque la experiencia indica que una mediana mínima "estricta" debería tener una anchura de al menos tres metros que permitiera disponer barreras de protección de hormigón y una separación libre entre ellas aproximada de un metro y medio donde integrar todos los elementos antes citados. Valores menores (hasta de un metro en casos excepcionales) podrían condicionar de forma importante algunos aspectos del proyecto, entre ellos el drenaje. Valores más anchos de mediana obedecen generalmente, a la posibilidad de una futura ampliación de un tercer carril, tal y como se ha realizado en la Vía de Cintura o se está ejecutando en la autovía de Inca.

Debemos plantearnos ahora el segundo punto mencionado anteriormente: qué tipología de enlaces debemos diseñar, y cuántos enlaces se requieren. La carretera Llucmajor-Campos tiene como característica particular que no cruza con ninguna otra carretera de la red viaria de la isla. Por tanto, los enlaces sólo tienen una función integradora del territorio adyacente, al tratar de impedir la desconexión de las fincas y caminos vecinales de la zona, además de permitir posibles necesidades de cambio de sentido de circulación. Desde los enlaces se da acceso a las vías de servicio laterales que conectan todos los caminos y entradas a las fincas, de manera que queda segregado el tráfico de la vía principal del tráfico vecinal y así queda garantizada la seguridad buscada. Los viales de servicio han adquirido notoriedad en los últimos años ya que hacen las funciones de rutas ciclistas seguras, muy demandadas actualmente. A mayor número de enlaces, menor distancia habrá entre ellos y por tanto menor será la distancia que deberá recorrer un vecino por vías de servicio para acceder a la vía principal o a otras fincas situadas al otro lado de la misma. La última versión del proyecto parece que sólo dispone un único enlace, lo cual quizás resulte un tanto escaso según nuestro parecer, ya que ello podría llegar a penalizar con seis kilómetros de recorrido añadido a algunos movimientos de cambio de sentido o de interconexión entre fincas.

Por otro lado, los enlaces diseñados en el proyecto presentado a información pública son a distinto nivel respecto a la carretera desdoblada, con pasos superiores con rotondas a cada lateral del paso. El hecho de que los enlaces sean a distinto nivel responde al cumplimiento del artículo 102 del Reglamento General de Carreteras, según el cual no se admite la construcción de rotondas a mismo nivel para carreteras con tráfico superior a 5.000 vehículos al día, con la salvedad de los casos donde la construcción de rotondas mejore la seguridad de la vía. A este hecho hay que añadir el que, al no haber intersecciones con otras vías, disponer enlaces a nivel obligaría a interrumpir la normal circulación de los vehículos de la carretera sin aparente necesidad. Dado que el uso de estos enlaces se destina a un tráfico pequeño (vecinos y cambios de sentido), el dimensionamiento de éstos podrían acotarse, en este caso, a una solución meramente funcional y de bajo impacto. Una posible solución consistiría en marcos para pasos inferiores de dimensiones ajustadas al paso de dos vehículos. En este aspecto quizás el planteamiento inicial llevado a exposición pública sí podría ser ajustado, aunque para dar con la mejor solución se deberían tener en cuenta todos los aspectos particulares que condicionan cada enlace y de los que debe ser conocedor el redactor del proyecto, siendo, por tanto quien decida la tipología de enlace más adecuada para cada caso.

En fin, a nuestro colectivo, al margen de las posibles opiniones que puedan producirse, no nos corresponde decir qué vías hemos de construir, sino diseñar aquellas que los distintos representantes políticos indican. Ahora bien, el diseño de esas vías sí es de nuestra competencia y en ese aspecto no debería meterse la clase política. En el caso que nos ocupa, corresponde a los Ingenieros de Caminos diseñar aquella autovía que mejore la circulación, y por ende, la seguridad de la carreteras. En este sentido, la tipología de la mediana más adecuada o del enlace más apropiado le corresponde a nuestros técnicos y más concretamente a los del departamento de Carreteras de Consell. Quien quiera ponerse en nuestro lugar y decir cómo se ha de diseñar y construir una carretera lo tiene muy fácil, seis años de estudio? y a proyectar.