El valenciano Nacho Duato, director durante veinte años de la Compañía Nacional de Danza, dice que él no se siente español. Sin embargo sospecho que ni él ni mucha otra gente sabe qué cosa sea sentirse español bajo una idea distinta de la castiza, patriotera y tópicona de la españolidad, sublimada hasta la caricatura por el franquismo y que todavía se refleja en el hoy, decolorada como un fantasma. En realidad ser español es simplemente sentirse parte del pueblo español, con sus contradicciones y diferencias, su mezcolanza un tanto barroca de apego a tradiciones y pasión por lo nuevo, su íntima dialéctica las dos Españas, sus diversas naciones tan irreductible a unidad como renuente a romper. Un juego de fuerzas en el que la centrífuga, siempre en riesgo de hacer que todo salga despedido, está al final sujeta por los hilos de geografía, historia, inercia, afinidades e incluso odios.
