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Ramón Aguiló

Escrito sin red

Ramón Aguiló

Los sueños, sueños son

Joseph Stiglitz, El País, 30 de junio: "Un sí en el referéndum del 5 de julio significaría una depresión casi interminable. Quizá un país agotado y empobrecido pueda obtener por fin, el perdón de su deuda; quizá pueda entonces recibir ayuda del Banco Mundial en esta década o la siguiente. En cambio el no podría permitir que Grecia, con su sólida tradición democrática, se haga cargo de su destino. Entonces los griegos podrían tener la oportunidad de construir un futuro, aunque no tan próspero como el pasado, sí mucho más esperanzador que el inadmisible tormento actual". La izquierda estadounidense, que no se juega nada en el envite, aparte de la geoestrategia de su país, alienta el no en el referéndum aludiendo a una inexistente sólida tradición democrática. El mito de Pericles está 2.500 años atrás. Byron y Missolonghi fueron el preludio de un siglo XX definido por las guerras balcánicas, Venizelos, la inestabilidad política, los golpes militares, la guerra civil, el golpe y la dictadura de los coroneles, la monarquía, la república, la corrupción, la demagogia.

Pues bien, el pícaro Tsipras, 1 de julio, en doble salto mortal, desmiente a Stiglitz al aceptar con unas pocas matizaciones la última propuesta del Eurogrupo (que ya no existe) y, al mismo tiempo, le ratifica con el no en el referéndum. De locos. Se somete simultáneamente a la austeridad luterana y al vampirismo de los mercados y se rebela contra ellos en el referéndum. No me extraña que acabe con la paciencia de Schäuble y Merkel. Un referéndum no puede ser convertido en arma de negociación; es un instrumento de ratificación. Quiere seguir en el poder, sea cual sea su resultado. Cartas marcadas. Tramposo. La demagogia como alternativa a la corrupción tiene recorrido corto y el poco serio Tsipras ha demostrado cuán arriesgado es el ejercicio circense de prometer lo imposible para acceder al poder para, a continuación, y para mantenerse en él, acusar a la realidad (lo posible) de impedir el sueño. Nada sustancialmente diferente a la acusación hecha por Rajoy a la realidad de impedirle cumplir su programa electoral. Sí, estamos en Grecia y en España sometidos al albur de corruptos y demagogos; donde se van alternando los papeles. De momento podemos constatar que a los corruptos dirigidos por Karamanlis, Papandreu o Rajoy (el último y enésimo ejemplo: José Luis Olivas, expresidente de la Generalitat valenciana, de Bancaja, de Banco de Valencia, exvicepresidente de Bankia, exauxilio de Jaume Matas, ha sido detenido por la Guardia Civil, por una estafa de más de 500 millones de dólares) les sucedieron los demagogos como el irresponsable Tsipras o el propio Rajoy, con promesas imposibles de cumplir. La incógnita es quién sucederá a los demagogos convertidos a la realidad a palos. ¿Otros demagogos, o se impondrá la regeneración democrática? Lo más probable es que la cura esté lejana. Menos mal que estamos en Europa y mandan Merkel y Sigmar Gabriel.

Recién elegida presidenta, Armengol, una burócrata implacable curtida en el sectarismo y las trampas organizativas de las élites partidarias, fiel a quien le asegure el poder (llámese Zapatero, Rubalcaba, Sánchez o quien se tercie; con una discutible España como nación excluyendo al castellano como lengua vehicular o con una bandera roja y gualda en cinemascope) se ha presentado hipócritamente "con manos limpias, solidaria, humilde" para "cumplir los sueños de cambio de miles de ciudadanos". Se ha comprometido a cosas que suenan muy bien. Ha explicado que va a poder financiarlas a través del aumento de los impuestos, lo cual se contradice con el impulso al crecimiento económico. No ha explicado cómo va a impulsar la creación de empleo de calidad. Ni cómo va a procurar el cambio de modelo económico. Ni cómo va a garantizar la renta para las familias de menos ingresos. Ni cómo va a consensuar el impuesto turístico con el sector. Ya estamos vacunados contra las promesas. Lo que sí nos interesa es conocer los instrumentos para realizarlas. De momento lo que sabemos es que va a presidir un gobierno en minoría que va a poder contar sólo con 24 votos seguros, alejados de los treinta de la mayoría absoluta. Vigilada de cerca por Podemos, que se ha limitado a votar su investidura a cambio de un programa cuyo estricto cumplimiento va a exigir. Su socio de gobierno, Més, a través de su líder Biel Barceló, ha aclarado que si forma parte del gobierno es para garantizar los cambios. Si está en el gobierno es para gobernar, no para garantizar que su socio cumpla. En fin, es obligado desear al tercer Pacto de Progrés un buen periplo en beneficio de todos los ciudadanos; que gobierne, que tome decisiones, que nos mejore las condiciones de vida, que contradiga sus precuelas. Pero mucho nos tememos inestabilidad y parálisis.

El sueño de unas administraciones más austeras y ejemplares ya se ha esfumado. En Barcelona, Ada Colau responde indignada las críticas por la contratación de su pareja por Guanyem: "Es el partido, no el ayuntamiento quien le pagará". Como si el partido no se financiara con las subvenciones públicas. En Madrid, Carmena ha contratado a su sobrino político, Luis Cueto. En el ayuntamiento de Palma el organigrama va a costar 300.000 euros más que con Isern, un total de 42 cargos políticos; 24 frente a 18. El personal de confianza: 18 asesores frente a 16 de Isern. Més, Som y C's prometieron reducir el número de altos cargos. Som Palma prometió quitar un 25% de asesores. El compromiso de Podemos era que sus elegidos no cobrarían más de tres veces el salario mínimo, unos 1.944 euros al mes, que representan 23.328 euros en doce pagas y 27.216 euros en catorce pagas. Pues bien, el sueldo de la señora Xelo Huertas va a ascender a 67.800 euros anuales. La explicación de la señora Huertas, como del propio Pablo Iglesias, retorcida, es que la diferencia con los 1.944 euros al mes, la van a transferir al partido (Podemos) y a una fundación impulsada por el propio partido. La realidad es que nos cuestan igual que nos costaban los del PP (excepto Huertas, que cobra un 15% menos). Desde el punto de vista de la legalidad y de la Agencia Tributaria lo que van a cobrar es lo que figura en su nómina oficial. Lo que hagan con su dinero personal es un asunto privado que en nada afecta al interés público. La ejemplaridad no se refiere al cumplimiento de las leyes, sino a la vieja virtud romana: la mujer del César, no sólo tiene que ser honrada sino que también debe parecerlo. La ejemplaridad es una virtud que exige el sacrificio de intereses que pueden ser amparados por la ley, pero que por su relación con el nepotismo son incompatibles con aquélla. En fin, que los sueños, sueños son.

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