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Llorenç Riera

Una tardía solución de compromiso

Quince días pueden llegar a ser una eternidad para permanecer en un callejón sin salida. Este es el indulto máximo que se le otorgó ayer a José Ramón Bauzá para seguir al frente del PP balear. Eso, en términos formales, porque lo que se dice mando efectivo y autoridad moral, no tiene. Ha quedado extinguida por accidente y graves secuelas electorales.

Al final ha habido una especie de solución de compromiso tendente a evitar una humillación que de todos modos acaba produciéndose por la errática administración de la crisis. Bauzá no aguantará hasta septiembre. Se va en julio y puede seguir aspirando a la plaza de senador autonómico. Madrid logró que el amplio sector crítico desconvocara la reunión preparada para ayer tarde en un restaurante de Algaida. Pero los trapos sucios ya llevaban demasiado tiempo en la calle. No han quedado limpios todos.

El president en funciones contó ayer sus llamadas por fracasos. Hasta el "amortizado" José Maria Rodríguez le dijo que debe marcharse "cuanto antes". El candidato derrotado, sin ánimo ni convicción, molesta para replicar el discurso de investidura de Francina Armengol.

Sin embargo, a medida que vaya amainando el temporal de los conservadores y se busca un patrón precongresual de urgencia, habrá que comenzar a adquirir conciencia de que el problema no era sólo Bauzá. Es el mismo PP. Radica en la estructura y en los hábitos del partido que ha criado y encumbrado al líder incompatible con los votos. Había modos menos traumáticos para salir de la crisis irresuelta. Sólo la estructura piramidal y jerárquica ha hecho que se actuara a través de canales alternativos y que la presión y los juegos de influencias fueran las principales armas arrojadizas.

Pere Rotger admitía ayer que el partido entra en una fase en la que debe ser capaz de regenerar su ilusión desde la humildad teniendo en cuenta el mensaje de las urnas. Es el punto de partida para habilitar un nuevo liderazgo sin olvidar los antecedentes de Matas y el mismo Bauzá. Se cierra un ciclo iniciado en 2009 y que ha conocido por igual, en evolución drástica, el éxito absoluto y el fracaso estrepitoso.

Tras la reunión del comité de dirección, Bauzá confirmó sus apetencias como senador autonómico, que abandonará a principios de julio y que no participará en el debate de investidura. Apuntó a Margalida Prohens como nueva portavoz parlamentaria, lo cual no deja de ser un modo de seguir marcando influencias. Apuesta por quien ha hablado muchas veces en su nombre desde el partido y recuerda que no puede sucederle un imputado, en clara alusión a Pere Rotger. En los próximos días, el PP necesitará nombrar a un nuevo presidente provisional hasta la celebración del congreso. Los críticos han ganado el pulso pero quedan muchos flecos abiertos de la crisis.

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