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Llorenç Riera

La Evolución económica va a clase

La escuela es área muy sensible. En todos los aspectos. Sobre ella repercuten de inmediato lo bueno y lo malo de la sociedad, los problemas y bonanzas que afectan a la gente. También los movimientos demográficos que generan los comportamientos y necesidades sociales. De este modo, cada pueblo, cada barriada de la ciudad, acaba disponiendo de los colegios que se ha procurado en el punto de encuentro de su implicación en la enseñanza y la opción política que ha escogido en el momento de designar a sus gobernantes. La escuela es un buen barómetro social y como tal, reflejo de la condición de los habitantes de sus calles próximas. A través del alumno se conoce a los padres.

Como es sabido, Balears es una comunidad con desmesurados índices de abandono escolar. Es un fenómeno que siempre se ha tratado de forma superficial, sin ahondar en su raíz. Probablemente tiene bastante que ver con la estacionalidad, la falta de incentivos docentes sólidos y la oportunidad del dinero fácil -ahora también precario- en el mundo del turismo.

En el periodo entre 2008 y 2014 ha habido en Balears un considerable trasiego demográfico fruto de la crisis económica enquistada y que ha desembocado en el regreso de muchos inmigrantes a su lugar de origen o el traslado de nacionales y extranjeros a otras regiones españolas en busca de mejor oportunidad y mayor estabilidad. Por supuesto, estos comportamientos también han repercutido sobre la escuela. Sólo en el curso 2013-2014, un total de 7.000 alumnos salieron del sistema educativo balear en el transcurso del periodo lectivo. Ahora, parece claro que se invierte por completo la tendencia porque este año el número de abandonos a mitad de curso ha disminuido hasta los 2.300. Es un proceso de estabilidad.

Se está demostrando que tras los meses más duros de la crisis económica vuelve a crecer de forma muy considerable el alumnado extranjero y el procedente de otras comunidades autónomas. Este año se ha disparado, con un aumento del 80%, el número de matriculaciones con el curso ya empezado. Son 2.626 frente a las 1.463 del periodo anterior.

El sistema educativo balear tiene problemas muy específicos que en los últimos tiempos se han agravado por la forma de gestión que se ha aplicado sobre él (TIL, LOMCE) y los rechazos de la comunidad docente y sociales producidos.

Las soluciones que se apliquen deberán tener en cuenta necesariamente estas fluctuaciones socioeconómicas que repercuten directamente en las aulas. De llegar a plasmarse el deseable pacto por la educación que tanto reclaman el grueso de los agentes sociales de las islas, sería conveniente también que incorporara los condicionantes de la movilidad de la población docente de las islas.

Entre una cosa y otra, resulta demostrado que la enseñanza balear tiene marcados elementos propios que deben ser tenidos en cuenta. La estabilización, cuando memos momentánea, del número de alumnos en las escuelas de Balears puede ser también un buen envite para estabilizar, a la par, el modo de gestionarlas desde la Administración autonómica.

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