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Felipe Armendariz

Análisis

Felipe Armendáriz

El corrupto despacho de Matas

Si las paredes hablasen, el despacho que Jaume Matas ocupó en el Consulat de la Mar podría contarnos cosas espeluznantes. En esa estancia se fraguaron múltiples tramas delictivas, empezando por el espionaje del correo electrónico de un fallecido dirigente socialista; la compra de votos de emigrantes baleares para el PP, a través de la red Mapau; los fabulosos regalos de fondos públicos a Iñaki Urdangarin y, la última conocida: la dádiva de un constructor para comprar la sede del partido conservador en Palma a cambio de un pelotazo urbanístico.

Rodrigo de Santos, que ya ha saldado sus deudas con la Justicia y quiere colaborar con ésta, explicará esta mañana al juez Castro que Matas le hizo una encerrona en su despacho. El president convocó urgentemente al Consolat de la Mar al entonces concejal de Urbanismo, pero cuando este llegó Matas se había ausentado y en su lugar estaba el empresario Antonio Pinal, un generoso contribuyente a las arcas del PP.

Pinal intimidó a De Santos para que éste no pusiera obstáculos a su plan de forrarse con los antiguos cuarteles de Son Busquets y Automóviles. Y Matas le apoyaba.

Hoy De Santos tendrá la oportunidad de compensar a la sociedad balear por sus múltiples desvaríos de sexo y drogas con fondos públicos. El exregidor de Urbanismo se ha cuidado mucho en no implicar a sus antiguos amigos de Mallorca, ni a él mismo en los turbios asuntos de corrupción de los que tuvo conocimiento. La lástima es que otros testigos de aquellas tropelías prefieran callar.

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