Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

El metro del mago Matas

La única forma de soportar la realidad de Mallorca consiste en negarla. Con tozudez, contra toda evidencia, desde el patriotismo radical. Por ejemplo, mis lectores más conspicuos habrán observado que nunca hablo del Metro. No existe, Palma carece de esta infraestructura y punto. La admisión de las aberraciones urbanísticas de la isla saturaría las consultas psiquiátricas. Recurrimos a la misma táctica evasiva que Jaume Matas. El autor de buena parte de los desafueros compareció ante el Parlament con un vendaje en la cabeza, pese a que no abusó de dicho órgano durante su presidencia. Interpretaba al mago Splendini de Woody Allen, pretendía que la comisión de Son Espases se esfumara a la misma velocidad que las comisiones de Son Espases.

Confutamos el Metro y deberíamos hacer lo mismo con el hospital. La excepción de hoy se debe a que el monstruo subterráneo ha obtenido el premio "al peor uso de recursos públicos para una infraestructura", y estamos hablando del país del aeropuerto de Castellón. Por supuesto, el disparate también ostenta la firma de Matas, aunque este insigne caricato puede argumentar que era otra persona antes de enfundarse el turbante. Los autores del informe sostienen que las aberraciones viarias ocultan "operaciones de dudosos fines". A traducir por comisiones escondidas bajo tierra.

Estamos pagando un precio elevado por los trucos del mago Matas, suerte que su disciplinado seguidor no engaña a nadie. En la actualidad, cada pasajero del Metro palmesano inexistente nos cuesta miles de euros. La solución racional consistiría en clausurarlo de inmediato, en trasladar a los viajeros en limusina y en doblar el sueldo a los empleados a cambio de que no volvieran a trabajar. Esta estrategia ahorraría millones de euros. Si el tranvía de Parla le ha costado la cabeza a Tomás Gómez pese a que mueve un volumen de pasaje que multiplica por diez al Metro palmesano, solo un verdugo norcoreano conoce el castigo que merecen los autores de la infraestructura mallorquina. Así se explican los vendajes preventivos.

Compartir el artículo

stats