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Javier Cuervo

Artículos de broma

Javier Cuervo

Cárcel "voluntaria"

Hasta la persona más honrada fantasea alguna vez con una estancia en la cárcel. En el subgénero carcelario del cine no siempre palpita el motor de la fuga sino el de la vida tras las rejas. Como sea, uno y otro nos enseñan la intimidad de celda, el costumbrismo de patio, la sexualidad de ducha, la jerarquía de comedor entre iguales y la dialéctica entre cuidadores y presos, unos elementos que acercan esas películas a las de género de instituto americano, aunque con menos aspiraciones heterosexuales. Los guionistas sabrán por qué se les parecen tanto la cárcel y el instituto, los escolares y los presos, los guardias y los profesores. Uno de cada 31 estadounidenses está en la cárcel, el mayor porcentaje del mundo, más que en la China de hoy, más que en la Rusia de Stalin.

La cárcel sale tanto en la conversación de la España de la crisis y de la corrupción que uno ya no sabe qué pensar de ella. Isabel Pantoja, que pertenece al género folklórico que tanto debe y tanto quiere a España excepto cuando el patriotismo es fiscal, podía elegir cárcel y día -dentro de unos márgenes- y cuando se presentó la estaban esperando con agua de mayo o como feria de abril, con una reclusa sombra en perfecto estado de revista. Algunos centros manifestaron su decepción por no haber sido elegidos. Esa cárcel se parece a "Gran Hermano", donde se ingresa voluntariamente, como se dijo de la entrada de la cantante en tantos informativos. En la cárcel se piensa en marchar; en el programa, en quedarse pero en los dos sitios el día a día consiste en relacionarse sin hacer gran cosa. Ese paralelismo quizá tenga que ver con el ataque de empatía que sufrió Mercedes Milá perdonándole cuanto hiciera falta a Isabel Pantoja. La petición logró el desagrado del público. Algunos de nuestros artistas ya son como esas estrellas estadounidenses a las que acaban enjaulando por llevar una vida salvaje. Los sevillanos alrededores de Ortega Cano son pura California.

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