En los albores del soberanismo catalán tras la Diada de 2012, escribí otro artículo memorable donde establecía que la independencia de Cataluña se decidiría mediante un referéndum entre los banqueros catalanes. Ese mismo día me telefoneó un hombre sosegado, que me advirtió con educación suprema:

-No se equivoque, esto va muy en serio. No es ninguna broma.

Su voz resuena todavía en mis oídos, con más fuerza que la determinación de la última mujer que me despidió sin franqueo. Llegué a plantearme si me habría equivocado por vez primera en un análisis. Dos años después, accedo a darle la razón a mi anónimo interlocutor, y me pregunto qué pinta Mallorca en todo esto. Quienes nos tomamos a España con la misma seriedad que a Checoslovaquia, difícilmente entonaremos cánticos patrióticos, pero la Assemblea Nacional Catalana tiene otros planes.

La ANC comparte iniciales con el African National Congress de Mandela, y a comienzos de este año publicó una hoja de ruta cumplida a rajatabla. Por tanto, debemos prestar atención cuando apunta a Balears en su fase inicial. "El objetivo de la Assemblea, en primera instancia, es conseguir la independencia del Principat, de manera que se convierta en un estado soberano, sin renunciar a la construcción de un proyecto compartido con el resto de la nación catalana, si así lo deciden los otros países que lo conforman". Pronto se abandona la actitud receptiva para tomar la iniciativa, porque "propiciaremos que se trabaje en una hoja de ruta específica".

La Assemblea porfía con la seducción de Balears en el apartado de "Fases posteriores". Allí avala abiertamente "la reunificación de la nación catalana, si es la voluntad mayoritaria de la población de cada uno de sus territorios". Entretanto, la Mabel Cabrer repleta de abolladuras descubre que "dos tercios de los catalanes dijeron que no, porque no quisieron participar" en la consulta. Obsesionada con el Derecho Penal, la testigo de James Matas olvida las matemáticas. Tres de cada cuatro mallorquines no votaron en 2011 a Herr Kommandant Bauzá, y eso era antes de conocerlo.

Recuerde dónde leyó primero que Bauzá desea aprobar la facultad privada de Medicina en Llucmajor por Decreto Ley de lectura única, entregándole además Son Espases tras negar la facultad pública. Javier Cabotá, impulsor empresarial del proyecto, sentó el pasado viernes a manteles en el hotel Son Vida a Francina Armengol. El empresario quería acelerar el apoyo del PSOE a la vía rápida del plan del Govern.

Armengol estaba acompañada en la comida por Ramon Socias, el alcaldable que insiste en que lo tiene más difícil entre los militantes socialistas que entre los ciudadanos. El catedrático Martí March también asistió de oyente al acto promocional de la facultad privada. Cabotá invitó asimismo a la presidenta de la patronal Caeb. Carmen Planas luce el apellido de una clínica entusiasta del proyecto. La acompañaba su predecesor, Josep Oliver. El Cercle d´Economia aportaba a su presidente, Andreu Rotger. Lo que queda de Sa Nostra, desaparecida en las oficinas y en el solar de Miami que siguen buscando tras haberlo pagado, se encarnaba en el consejero de BMN, Alvaro Middelmann.

En total, una quincena de poderosos comensales para impresionar a una reticente Armengol. Atendió a las explicaciones de una recién llegada de Madrid, la secretaria general de la Universidad Europea, entidad a la que Bauzá impuso la facultad privada de Medicina para autorizar su instalación en Mallorca. La candidata del PSOE se interesó por la postura de la UIB, con más énfasis que el genuflexo rector enfangado en el TIL. Llorenç Huguet habrá recibido con horror la noticia de la imputación de Marina Castaño por media docena de delitos, habida cuenta de que el coche oficial de la Universitat iba a buscarla al aeropuerto. Como de costumbre, el magnífico solo obedecía órdenes.

Juan José Hidalgo, también representado en la comida del Son Vida por su asesor, ingresó el lunes en la Rotger para ser operado del corazón al día siguiente. En esa primera noche, José María García durmió en el sofá de la habitación junto a su amigo. Y cuando veo al conseller Langostino con la directora médica de la clínica privada oficial del Govern, me pregunto si Bauzá piensa acabar con la sanidad pública por el procedimiento de vaciarla de clientes. ¿Confiaría usted en el dueño de un restaurante que nunca come en él, en el fabricante de coches que conduce otra marca? Menos mal que Ana María Aguiló predica austeridad inteligente y se acicaló el jueves en Easy Cut.

A propósito del Govern que desconfía de su propia sanidad, hay que desmentir por desgracia la afiliación de Bauzá al PP de Extremadura, pese a su afinidad económica con Monago. Esta semana, el farmacéutico ha obligado a su Govern a aprobar una ley contra los usuarios de farmacias. A continuación, monta la farsa de ausentarse del debate porque sabe que es incompatible, pese al dilecto Tribunal Superior de Farmacia.

Cada generación dispone de una causa a defender o traicionar. La salvaguarda del Molinar de sus depredadores náuticos equivale a la batalla ciudadana por el Parc de la Mar. El martes se presenta en el hotel Portixol la obra gráfica cedida por Miquel Barceló, que vuelve a ilustrar una campaña por la dignidad de Mallorca. Interviene la irreductible Catalina Cantarellas. En efecto, los vecinos protegiendo a la hostelería de calidad de los voraces hoteleros.

Reflexión dominical indubitable: "Monago no muestra el mínimo respeto por la mentira".