La reciente encuesta del CIS ha puesto de los nervios a todos los partidos del arco político. No sólo al PP y al PSOE, sino también a IU, a UPyD... Todos, quien más quien menos, se sienten desubicados y en estado de shock motivado en gran parte por la irrupción de Podemos.

Algunos piensan que Podemos es una simple flor de verano que se desvanecerá a las primeras de cambio. Pero Podemos nace con vocación de quedarse, aunque pueda ocurrir que sus resultados sean inferiores a los que hoy se auguran. Pero mientras los partidos instalados sigan emperrados en sus trece y sigan proponiendo cambios para no cambiar nada, Podemos obtendrá resultados relevantes. Simplemente porque seguirá capitalizando el hartazgo hacia la actual clase política y el perverso uso que se hace de las instituciones democráticas. La pelota está principalmente en el campo de juego de los partidos instalados, léase (aunque no sólo) PP y PSOE.

Los populares siguen actuando de don Tancredo en batallas sustanciales como la corrupción política, el uso perverso de su legítima mayoría absoluta en las instituciones, el seguir vendiendo humo de la "evidente" mejora económica mientras los ciudadanos de a pie (incluidos parte de sus votantes) perciben y sufren en sus carnes la otra cara de la moneda. Su esperanza es "recuperar" a sus exvotantes inmersos en el desconcierto o en la abstención. Una de sus armas es aplicar la táctica del miedo: que viene el coco, los radicales izquierdistas, bolivarianos, castristas, etarras y similares. Es espectacular el número de libros y librillos publicados sobre los orígenes ideológicos de Pablo Iglesias y sus secuaces. En cualquier caso no parece muy probable que los populares repitan sus mayorías absolutas. Si así fuera, ¿con quienes pactarían para gobernar? ¿Cabría la posibilidad de pactar con UPyD siempre y cuando superara su actual baja forma, unificándose con Ciudadanos y quizás habiendo "robado" votos al PP? No resultaría extraño que poderes fácticos, incluidos de ámbito europeo, propusieran un gobierno de coalición con los socialistas para "evitar" la inestabilidad y el caos. Lo que significaría, como ha sucedido en Grecia, que el PSOE se convirtiera en un partido residual. Pedro Sánchez ha negado de modo rotundo tal posibilidad.

Pero, en cualquier caso, es necesario profundizar en los resultados de la última encuesta del CIS. Podemos es la opción prioritaria en el "voto directo", es decir de los ciudadanos que ya tiene decidido su voto. Pero queda por ver qué ocurrirá con cerca de un 40% que no tiene su voto decidido o que tiende a la abstención. Dependerá de varios factores. Un día u otro Podemos deberá visualizar su programa electoral. Entonces puede ocurrir que parte del voto "indignado" reconsidere su voto, instalándose en la abstención, reubicándose en el partido que habitualmente votaba... Dícese que una parte relevante de los probables votantes de Podemos, y de los actuales indecisos y posibles abstencionistas, son (aunque no sólo) exvotantes del PSOE. Pero, suponiendo que así sea, no tiene porque significar que tales votos los recuperen automáticamente los socialistas.

Para que tal "recuperación" se produzca, los socialistas deben recuperar la credibilidad y confianza a través de propuestas coherentes y eficaces en temas claves como la corrupción, la regeneración democrática de las instituciones y su propia organización partidista, así como propuestas de talante socioeconómico que aborden de una manera seria la actual situación de crisis. Cosa nada fácil porque hoy por hoy, con razón o sin ella, especialmente (aunque no sólo) en los entornos de Podemos y de IU, PP y PSOE son los causantes de todos los males. Son la casta y el bipartidismo, eslóganes de gran éxito aunque la realidad sea menos simple y más compleja. En la encuesta del CIS se pone de manifiesto una cierta recuperación de los socialistas a partir del nuevo liderazgo de Pedro Sánchez, pero tal recuperación es excesivamente lenta. Y si no añaden otros imputs les resultará difícil recuperar credibilidad/confianza y obtener unos resultados relevantes.

Las próximas elecciones autonómicas serán un banco de prueba para todos los partidos, no sólo para Podemos. Parece que Podemos no se presentará con sus siglas a las elecciones municipales propiciando candidaturas "populares", pero en las autonómicas sí se presentará con sus siglas sin coaliciones preelectorales. IU se mueve en un mar de dudas: ¿se integrará en Podemos renunciando a sus siglas?, o ¿seguirá como Izquierda Unida, a pesar de su disminución en intención de voto? La coalición Més ¿propiciará candidaturas unitarias, o se presentará de modo autónomo? El panorama electoral está muy abierto y no está escrito.