Hace ya casi cien años, el artista de renombre Josep Llimona esculpió el monumento funerario El sant sepulcre para mayor representatividad de don José Morell, a instancia de su viuda, doña Catalina Estartús, al lado de la tumba 249 del cementerio viejo de Sóller, en un entorno natural de gran belleza, por cierto, retratado por el mismo Russinyol. Corrían otros tiempos en la relación artística o cultural, económica y social entre Mallorca y Catalunya. Lo cierto es que Josep Llimona dejó su impronta de modernismo y de escultura de primer orden en dicho cementerio junto con otras obras en el monasterio de Lluc y en la parroquia de Sóller.

El Ayuntamiento de Sóller, en su día, redactó una ruta modernista por el municipio algunos de cuyos eslabones son el cementerio viejo (Son Sang) y la escultura de Llimona, también por las obras escultóricas del lugar „panteones y monumentos„ que dan fe de las creencias y de la mentalidad frente a la muerte de las personas de hace cien años, algunas perennes, otras cambiadas por el paso del tiempo. Lamentablemente, el 24 de octubre de 2012, otras personas, muy distintas a la familia Morell-Estartús, presentan una comunicación al Ayuntamiento indicando que trasladarán la estatua de J. Llimona para su restauración y posterior colocación.

Parece que el Ayuntamiento no se percató de ello. Al menos, dejó pasar. Lo cierto es que hoy en día parte del conjunto escultórico (formado por el cuerpo yacente de Jesús, Maria y Juan Evangelista de pie y María Magdalena a los pies de Jesús) en mármol de carrara se halla en un taller de marmolistas con el fin de realizar una copia no autorizada de dicho conjunto. Más tristemente resulta la actuación municipal que dio la callada por respuesta (omisión consciente o no, eso no lo sabemos aún) tanto a la comunicación de octubre de 2012 como a posteriores escritos y denuncias reclamando que el Ayuntamiento tomara cartas en el asunto. Nada. Un grupo de entidades cívicas ha formulado acciones administrativas el 10 de junio de este año. Siguen en estudio. Por cierto, también los herederos de J. Llimona se manifiestan rotundamente contrarios a la desintegración de la obra y desautorizan taxativamente la copia.

El alcalde de Sóller „señor Simarro„ el 1 de agosto pasado (casi dos años después del escrito inicial) emite un decreto de inicio del expediente y de petición de informes técnicos y jurídicos ante tantos escritos de petición sobre la pérdida de El sant sepulcre en Sóller. Más aún, el 5 de agosto remite una petición nada más y nada menos que al Museu Nacional d´Art de Catalunya (MNAC), para que emita un informe sobre el estado de conservación y sobre el lugar más adecuado para la escultura. Un despropósito. Los ciudadanos y visitantes de Sóller no pudimos contemplar El sant sepulcre, en su lugar, en la festividad de Todos los Santos. Pero, podemos esperar que el MNAC no contribuirá a mantener el desaguisado? Sería un despropósito que se perdiera la autenticidad de la obra de Josep Llimona en Sóller escudándose en criterios técnicos. Lo deseable es que el MNAC y su equipo profesional ponga luz en los criterios de mantenimiento de una escultura de tal envergadura en su lugar: el cementerio de Sóller, donde debe volver a ubicarse lo más pronto posible por respeto a la obra y al patrimonio cultural del municipio.

* Presidente de ARCA y miembro de la Comisión Llimona-Sóller