Tras un viaje a la península, retorno con la imagen de Carlos Osoro, nuevo arzobispo de Madrid, quien sucede, por fin, al cardenal Rouco, tras larguísimos años de autoridad implacable al frente de la diócesis más relevante del país, desde donde impuso un "régimen eclesial" preconciliar por dogmático a ultranza. En su toma de posesión, pronunció estas palabras que lo sitúan perfectamente en continuidad con el papa Francisco: "No defraudemos a los hombres. Que puedan encontrar las puertas abiertas de la Iglesia. La Iglesia es casa de armonía". Y se remitió al otro cardenal, a quien en su momento llamé "el cardenal de España", como si retrotrajera su mirada al hombre de Eurriana y su tarea para conjugar las pasiones en tiempos de graves enfrentamientos.

Quiero decir que Osoro, como nuestro obispo Javier en su pastoral programática, pienso que nunca suficientemente tenida presente y espero que lo sea con motivo del Congreso de la Diócesis de Mallorca muy pronto, digo que Osoro permite albergar días de vino y rosas para tantísimos amigos y amigas que esperaban poder respirar sin máscara como desean los enfermeros del ébola. Puertas abiertas para la sociedad, es decir, puertas abiertas en el seno mismo de la Iglesia, porque de lo contrario no se abrirán al exterior. Aparcar el temor. Tomar iniciativas. Arriesgar, incluyendo la equivocación como dialéctica necesaria para inventar el futuro. Como dijo en su momento Francisco: "Corramos riesgos, y si en algo os equivocáis? ya tomaremos medidas". Más claro, agua. Y una llamada a la esperanza, que buena falta nos hace. En lo eclesial, pero también en lo civil y político.

Casi en las mismas fechas, la catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia, recibía el Premio Nacional de Ensayo, que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, en un gesto que le redime de tantas barbaridades anteriores. Recuerdo que traté intelectual y amistosamente a Adela Cortina en los ochenta, y que juntos organizamos en la ciudad del Turia nada menos que una Semana sobre el Pensamiento Marxista, que supuso el encuentro crítico entre el marxismo tradicional y nuevas formas de pensamiento europeas. Ya entonces, esta mujer admirable era una creyente de pro pero con la cualidad de los espíritus verdaderamente puros y auténticos, capaces de dialogar con cualquiera solamente exigiéndole la búsqueda empedernida de la verdad, siempre metafísicamente escondida. No en vano, Adela Cortina dedicó sus esfuerzos universitarios al universo metafísico previamente a su dedicación ética, y muy en concreto a la Ética de los Negocios y del Empresariado.

Cómo me gustaría escucharla en Palma, cuando parecemos estar, y estamos, hundidos en esta putrefacción de la amoralidad como resultado de una tormentosa devaluación ética? y previamente metafísica. Lo llevo escrito un montón de veces: cuando se viene abajo el arte de pensar más allá de la física, entonces también se viene abajo la conceptualidad ética y la praxis moral correspondiente. Cortina, como Carlos Osoro, abren puertas y ventanas para que corra el aire de lo verdadero como objeto de búsqueda y de resultados. Léanse, si encuentran ejemplares, su "Ética mínima", de 1986, que debiera ser libro reglado para estudiantes en este momento de tremendo vacío mental y por lo tanto activo. Menos gritos y más reflexión.

Pero el mismo día de mi retorno, descubro en las páginas de Diario de Mallorca, un texto casi editorial de Antonio Tarabini, titulado "Las clases medias: oscuro objeto de deseo". Antonio, como buen sociólogo, lleva su reflexión a ese sector social deseado por todos los grupos políticos y sumido en una crisis profunda porque, tras años de llamativa progresividad se hunde en el descalabro de la regresión económica. Y mientras tal sector no se mueva económicamente, es imposible hablar de objetiva recuperación. Una cosa es que nuestros bancos merezcan casi un sobresaliente tras el examen europeo, y otra diferente que, de una maldita vez y en un gesto de solidaridad con la ciudadanía que les ayudó a recuperarse, abdiquen de tanta ganancia vía BCE y deuda española.

Excelente texto, insisto en ello, de Tarabini, quien como Osoro y Cortina, opta por abrir puertas y ventanas al mar de la justicia, libertad e igualdad. Porque esta terna, por la que suponemos trabaja la troika europea, o es el objetivo de la economía continental o sirve para nada de nada. En ocasiones pienso si a nuestra Europa no le iría bien un Vaticano II? pero llevado inmediatamente a la práctica. El dinero de la cúpulas es capaz de terminar con las esperanzas de las bases? y clases medias. Cuidado, pues, con el dinero administrado por las cúpulas.

Más allá de la consulta catalana, que no deberíamos menospreciar por su significado para el conjunto, y del exordio de Sánchez como jerarca del socialismo español, y sus exagerados "compañeros y compañeras", que nos retrotraen al exordio de Alfonso Guerra hace tantísimos años, y más allá de Iglesias y su tabarra televisiva, como si con él hubiera nacido el pensamiento político, más allá también de la victoria del Madrid sobre el Barcelona, hito patrio donde los haya, están Osoro, Cortina y Tarabini. Una Iglesia despertada de su tremenda somnolencia y abierta al verdadero cambio. Una Ética mínima que llama a las puertas del Pensamiento en cuanto tal para satisfacer sus ansias de valor conjuntivo. Un análisis percutante del sector, clave de nuestra sociedad para que no se vengan abajo nuestras esperanzas generales. Más allá de lo anecdótico, con el mayor de los respetos, juguemos las cartas de un arzobispo esperanzador, de una catedrática solvente y de un sociólogo comprometido con la justicia. Otro gallo nos cantara.