La memoria de las personas acostumbra a ser interesada y selectiva, características que se acentúan de manera superlativa cuando hay grandes intereses económicos de por medio. Lo que un día se ve con absoluta nitidez y profusión de detalles, al otro, si se considera conveniente, se olvida por completo o se diluye en la evasiva. Es la justificación de las grandes desmemorias.

El exministro Juan Miguel Villar Mir y el actual presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, se enfrascaron en 2007 en una afrenta judicial, a cuenta de la concesión del hospital de Son Espases y como máximos representantes, respectivamente, de las grandes constructoras OHL y ACS. Un juzgado de lo contencioso administrativo ha fallado recientemente en el sentido de dar por correcta la concesión del complejo hospitalario a la UTE en la que se integra la segunda empresa. Inicialmente, el Govern de Matas la había asignado a OHL, pero una corrección posterior cambió el sentido de la preciada adjudicación. Quedan muchas cosas por aclarar sobre el asunto y sus complejos derivados, sobre todo desde que la exconsellera de Salud, Aina Castillo, ha confesado ante la fiscalía que Jaume Matas le impuso la firma encabezada por Florentino Pérez.

Todos los detalles y minucias de la gran operación parecen haberse esfumado con el paso del tiempo. Cada uno recuerda sólo lo que le conviene en el momento preciso. Ayer, el fiscal Pedro Horrach, se trasladó a Madrid para tomar declaración, en calidad de imputado, a Villar Mir y de testigo a Florentino Pérez. Poco o nada se ha avanzado con ello. Por lo menos esto es lo que se deduce de lo trascendido de los interrogatorios. O mucho nos equivocamos, o tres cuartos de lo mismo ocurrirá con la deposición que Jaume Matas hará ante el mismo fiscal hoy mismo en la cárcel de Segovia. El expresident no es especialmente aficionado a aclarar las cosas con convicción ni se caracteriza por su afán de colaboración con la Justicia.

Que se sepa, Villar Mir se presentó ante el representante del ministerio Público como un empresario impoluto y negó por completo el haber pagado algún tipo de sobornos por Son Espases. De su hora y media de declaración queda la afirmación de que él es un empresario honrado y el reconocimiento de la queja por lo que considera incorrecta concesión del hospital.

Por su parte, Florentino Pérez se desvinculó de cualquier tipo de ilicitud y no reconoció, en modo alguno, presiones en el entorno de Jaume Matas, en ninguna dirección. Poco más. Ayer se ejercitaba el olivo. Va quedando claro que, la concesión de Son Espases no se esclarecerá con la colaboración de las partes. A lo sumo, sólo con la de los arrepentidos. Queda por delante, por tanto, todavía, una ardua tarea de investigación y tiempo imprescindible para llevarla a tiempo. Permanecen demasiadas cosas por depurar y entre ellas el papel que desarrolló cada uno de los intervinientes en la enrevesada trama.