El antiguo edificio de más de diez plantas del hotel Son Moll se situaba en el extremo de la playa que se adjunta en las imágenes, amparándose su reciente reformalización en el mismo emplazamiento, con la aprobación por la Junta de Gobierno del ayuntamiento de Capdepera del proyecto, para la reforma-restitución del hotel citado, manifestándose en su momento la conselleria de Turismo, en el mismo sentido.

Por tanto la propiedad, después de haber demolido el hotel, construye un "nuevo" hotel, con un volumen brutal equivalente, más de diez plantas, es decir que aún tenemos normas que permiten amparar edificios que sobrepasando los treinta años de antigüedad-explotación, levantados al amparo de la ausencia de la normativa urbanística adecuada y la bandera imperante del desarrollismo irrespetuoso y ajeno al lugar, en vez de posibilitar el destino del área citada a su vocación como espacio libre público (ELP) y ligarla a la sostenibilidad del litoral, a la identificación ciudadana, a la revalorización del núcleo de Cala Rajada, a la restitución de valores paisajísticos-ambientales, restituimos el disparate original.

En su momento, el regidor de urbanismo del ayuntamiento y alcalde trasladó que al consistorio le habría gustado que se hubiese llegado a un acuerdo entre los dueños del Son Moll y la secretaria del Estado de Turismo, para la adquisición del hotel y convertirlo en ELP en primera línea, coincidiendo tanto los comerciantes y representantes del sector hotelero del entorno que la imagen seria en el caso de reconstrucción lamentable, tanto para los residentes como para las personas que visitan o pasan sus vacaciones en Cala Rajada o en su entorno, lo citado es aun más lamentable al concretarse en el mismo lugar otra vez el volumen desproporcionado citado.

El destino del área del hotel Son Moll debería haber sido el de ELP como ampliación de la playa lindante, conllevando una clara repercusión favorable para la zona, las inversiones y el empleo en Cala Rajada para lo cual se tenia que haber llegado a un acuerdo con la propiedad colaborando la conselleria de Turismo, Consell de Mallorca, ayuntamiento de Capdepera y la implicación-contribución adecuada del sector turístico, el más beneficiado desde el punto de vista económico, por la restitución de los valores paisajísticos-ambientales citados.

Es por lo que el antedicho sector debería haber asumido el ser abanderado de la "ecocolaboración en Mallorca" que se expone, pudiendo haber obtenido claras contrapartidas la propiedad, además del logro de los valores originales citados para el conjunto de la comunidad, como son los derivados de que, la superficie del nuevo espacio libre publico ELP restituido junto al mar, podría haberse computado con su edificabilidad, con otros ELP vigentes en el núcleo dónde se ubica la actuación, con no tan clara vocación pública, siempre que el resultado hubiese sido el de una mayor superficie resultante de ELP, así como con suelos de titularidad municipal, además de la posibilidad del otorgamiento de diferentes concesiones respecto a las distintas explotaciones relacionadas con la playa y con los aparcamientos continuos que se podrian haber generado junto a un nuevo paseo arbolado.

Es por lo que la conselleria de Turisme y el Consell de Mallorca deberían considerar el presente mal ejemplo sobre lo que no se puede permitir reformalizar y sí tratar de conseguir acuerdos que hagan posible objetivos de identificación ciudadana y sostenibilidad de nuestro litoral.