Robert Capa tomó las fotografías en la mañana del 7 de noviembre de 1938, cerca del río Segre, en el frente de Aragón, durante la guerra civil. Una compañía de soldados republicanos acababa de cruzar el río y subía por una colina, con la bayoneta calada, en un ataque contra las posiciones franquistas que estaban preparando la invasión de Cataluña. Frente a esos soldados republicanos estaban las mejores tropas de Franco, las más experimentadas y también las más sanguinarias: las tropas marroquíes y la Legión. Los republicanos lo sabían, como también sabían que aquella guerra estaba prácticamente perdida y que aquel ataque tenía muy pocas posibilidades de triunfar, pero en las fotos los vemos correr bajo las balas enemigas y atender a los heridos en un puesto de primeros auxilios. Capa se había incrustado entre esos hombres y disparaba su cámara como si fuera un soldado más, así que tenemos secuencias completas de la batalla. En un momento dado, unos soldados republicanos corren a refugiarse en una casa abandonada, pero de repente una bomba de los nacionales impacta contra la casa, así que no se ve nada más, sólo humo y polvo. Imaginamos que Capa tardó un rato en sobreponerse de la explosión, porque la serie de fotos se interrumpe, y las que vienen después muestran a los hombres heridos por la bomba ya lejos de allí, cuando son evacuados por sus compañeros. Muchos de ellos no llegarán vivos al hospital.

Sabemos algo de esos soldados republicanos que luchaban en una batalla que sabían perdida, intentando impedir que los franquistas lanzaran la ofensiva definitiva contra Cataluña (que cayó dos meses y medio después). Eran infantes de marina asturianos que Robert Capa ya había visto luchar en Teruel. Algunos eran muy jóvenes, otros eran ya mayores, casi ancianos para lo que se consideraba en 1938. El oficial que los mandaba era un hombre con gafas que en la vida civil había sido abogado. No sabemos las ideas políticas que tenían „si las tenían„, y supongo que algunos serían comunistas, otros socialistas, otros anarquistas, otros simplemente liberales, y otros no tendrían una ideología definida y estaban allí porque les había tocado estar allí, nada más, aunque en el fondo hubieran preferido estar en su casa con su mujer y sus hijos.

Pienso a menudo en esos hombres, sobre todo ahora, en nuestra época de selfies y de amigos invisibles de Facebook y de narcisismo exacerbado que nos impulsa a todos a creernos el centro del universo. ¿Nos habríamos atrevido a subir por esa colina bajo las balas? Y pienso, sobre todo, en los que murieron cuando explotó la bomba, justo en el momento en que la cámara de Robert Capa captó una terrible humareda negra. Y me pregunto qué habrían dicho esos hombres, que estaban defendiendo a Cataluña de la inminente ofensiva franquista, si hubieran podido oír los argumentos que ahora usan los independentistas catalanes: ya saben, ese clamor histérico de que Cataluña lleva siglos sufriendo los ataques crueles de España. Porque si esto es así, ¿qué hacían aquellos soldados en el río Segre, jugándose la vida frente a los legionarios y los marroquíes? ¿O es que ellos, que luchaban por Cataluña, no eran también España, sólo que otra España, una España muy distinta de la España de los legionarios y de los requetés, una España mucho más civilizada, mucho más comprensiva? Y si realmente se libraba entonces una guerra entre España y Cataluña „esa guerra que supuestamente se inició en 1714 y que sólo podrá terminar el día que llegue la independencia catalana„, ¿por quién luchaban ellos? ¿Y por quién luchaban sus jefes? ¿Por quién luchaba el coronel Modesto, por ejemplo, que era andaluz y fue uno de los militares más brillantes de la República? ¿Y por quién luchaba Líster, que era gallego? ¿Y por quién luchaba el general Rojo, que era valenciano y católico y creía que los militares no debían meterse en política?

Porque una de dos, o nos están mintiendo con la gran patraña de una guerra interminable entre España y Cataluña, o esos hombres que murieron en el Segre deberían haberse quedado tan tranquilos en sus casas, ya que al final, tal como se interpreta ahora la historia, esos españoles que murieron defendiendo a Cataluña no existieron jamás. Y ahora vuelvo a la misma pregunta: si es verdad que España luchaba contra Cataluña, ¿qué hacían esos hombres allí?