La mala noticia es que por remanida y banal que parezca, la afirmación "la vida no es fácil" es incuestionablemente verdadera. El camino desde el nacimiento hasta la tumba es una carrera de obstáculos. En su libro El malestar en la cultura, Freud lo dijo sin matices, para el ser humano civilizado, que somos todos, hay un nivel de angustia que es irreductible.

La buena noticia es que uno de los agentes de mayor malignidad para la salud física y psíquica, depende de nuestra propia mente, aunque no siempre lo sepamos. En psicología clínica se denomina conductas autodestructivas a aquellas en las que por sus propia decisiones un individuo se ocasiona daños físicos o psíquicos. Este concepto no se limita al suicidio, sino también a lo que en psicología clínica llamamos microsuicidios.

Entre los diversos fenómenos de los cambios y tendencias sociales el llamado "Body Art" está adquiriendo importancia, y no precisamente por su implicación estética, que es parte del dinámico y volátil mundo de la moda y la estética sino por las consecuencias, muchas veces irreversibles para la salud. Según un estudio publicado en el Washington Post, el 24% de la población norteamericana entre 18 y 50 años tiene tatuajes. Tatuajes y piercings acarrean ya un problema epidemiológico por las patologías asociadas.

Por su magnitud el tema ya ha llegado a la OMS, Organización Mundial de la Salud y a las comunicaciones de los congresos médicos. En el congreso de mayo de 2013 organizado en Cartagena por la Sociedad Española de Anatomía Patológica, bajo el nombre "Una patología para el siglo XXI", el Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Universitario de Cartagena presentó una comunicación en la que se describen las complicaciones médicas de estas prácticas que incluyen múltiples procesos infecciosos, cutáneos o sistémicos, debido a la ruptura de la barrera epidérmica, reacciones inflamatorias agudas y crónicas con diferentes patrones histológicos, la aparición de tumores benignos y malignos sobre áreas tatuadas o el brote de ciertas dermatosis, además de hepatitis y sida.

Pese a que por sus consecuencias físicas y psicológicas esta práctica merece un estudio específico, me interesa su asociación a otras conductas que también suponen agresiones voluntarias, aunque no necesariamente conscientes, al propio bienestar. Mutilaciones y deformaciones, como la ablación del clítoris en sociedades subsaharianas, la circuncisión, que se practica desde hace 7.000 años entre egipcios, fenicios, judíos, árabes, múltiples tribus africanas y Polinesia, la deformación de los pies de las niñas en China y Japón, las Paduang o mujeres jirafas, no son casos estrictamente autoagresivos ya que se trata de acciones de los adultos sobre los niños, pero igualmente suponen conductas sobre la propia progenie a quien se cuida y en quien los padres se proyectan.

Tanto el actual Body Art como las prácticas arraigadas en culturas antiguas han sido estudiadas por los psicólogos y antropólogos y se relacionan a la necesidad de establecer la identidad por diferencias y pertenencias sociales. Por eso están tan extendidas en la adolescencia que es una etapa evolutiva en la que el establecimiento de la identidad puede adquirir carácter dramático e imperioso. La autoagresión se manifiesta también en los llamados trastornos de la alimentación. Hay cuadros clínicos dramáticos como la bulimia o la anorexia y otros menores y más encubiertos por justificaciones pero que clínicamente se consideran fobias y obsesiones. Un ejemplo muy difundido son las dietas vegetarianas en sus diversas formas de las que el veganismo es la más extrema. Estas dietas tienen en común excluir una parte de la variedad de la alimentación apoyándose en teorías caprichosas prescindiendo de respaldo científico e incluso contradiciéndolo. La evolución, y el descubrimiento del fuego para volver digeribles las proteínas de origen animal nos han hecho omnívoros. La misma Unión Vegetariana Internacional, IVU según su sigla en inglés reconoció que "los humanos somos ejemplos clásicos de omnívoros en todos los aspectos anatómicos relevantes. No hay ninguna base anatómica ni fisiológica para la suposición de que los humanos estamos pre adaptados a la dieta vegetariana".

No solo por las deficiencias nutricionales que ocasiona, sino por una cierta marginación social, el vegetariano se ocasiona y ocasiona trastornos y complicaciones. Conductas autoagresivas también son las toxicomanías como el tabaco, el alcohol, la marihuana, la cocaína o la automedicación compulsiva, por nombrar solo las más comunes. En la sexualidad la exposición voluntaria al riesgo a embarazos no deseados o al contagio de enfermedades graves por no utilizar métodos preventivos son conductas autodestructivas.

Jueces, trabajadores sociales y policías se enfrentan habitualmente a casos de mujeres maltratadas que retiran denuncias, perdonan una y otra vez al agresor. No son pocos los casos en que acaban asesinadas. En una de sus reflexiones más lúcidas Sigmund Freud afirmó que cuando un ser humano debe enfrentar adversidades exteriores es capaz de proezas pero frente a la neurosis, la culpa y el autocastigo queda indefenso.

Las mejores metáforas históricas de la eficacia del enemigo interior son el relato de La odisea de Homero, sobre el caballo de Troya con que los griegos introdujeron sus soldados para atacar a los troyanos desde dentro y mucho más recientemente la expresión que utilizó en 1936 el general Emilio Mola, un estratega del golpe franquista en la guerra civil española cuando anunció que cuatro columnas avanzaban sobre Madrid pero una quinta luchaba desde dentro. Por eso desde entonces se denominó quinta columna a las fuerzas que traicionan desde dentro, como los colaboracionistas de las fuerzas de ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial.

El conjunto de conductas autoagresivas lo conforman, las que son plenamente conscientes, como las masoquistas, las que lo son de una manera inconsciente y las que son fruto de la ignorancia, pero esa es una cuestión compleja y de fronteras borrosas que excede el horizonte de este artículo. Por suerte hay un arma eficaz contra el enemigo interior, y esa es la buena noticia, la toma de conciencia.